Rossi sigue dando guerra

'El Doctor' vive una segunda juventud y a sus 35 años sigue pilotando para ganar títulos

Valentino Rossi posa, en plan Rafael Nadal, con el trofeo que le acredita como ganador, el pasado domingo, del GP de Australia disputado en Phillip Island.

Valentino Rossi posa, en plan Rafael Nadal, con el trofeo que le acredita como ganador, el pasado domingo, del GP de Australia disputado en Phillip Island. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sigue siendo el puto amoValentino Rossi continúa ejerciendo de Doctor, es el padrino de Marc Márquez, el colega de Jorge Lorenzo, el dueño del equipo Sky de Moto3 en el que corre Romano Fenati, el protagonista de todas las conferencias de prensa, el confidente de Carmelo Ezpeleta, jefe supremo del Mundial, el que lleva la voz cantante en temas de seguridad en las reuniones de cada viernes de GP y ahora, encima, pretende ser subcampeón del mundo «en un año en que il piccolo bastardo ha arrasado no es una mala recompensa».

Cuando triunfó, a lo grande, a lo bestia, en su jardín de Misano Adriático, dijo sentirse «como el Papa» al ver la marea, los miles de seguidores amarillos que se postraron bajo el podio. El pasado domingo, en Phillip Island, donde ha ganado ocho veces (una en 250cc y siete en la categoría reina) volvió a tener, frente a él, un tsunami de feligreses. Pero esta vez Rossi fue más poético, más bucólico. ¿Qué has sentido? «La belleza maravillosa de este trazado que, a falta de tres vueltas, en una curva a 210 km/h., me ha permitido ver el sol colándose entre las nubes».

En Misano, supo que Marc Márquez se había caído a sus espaldas, es decir, cuando pretendió seguirle. «Me llevaba con el gancho y, al final, me he caído», se sinceró el nen de Cervera. En Phillip Island, simplemente lo vio caerse ante sus ojos «y se me abrió el cielo». «Esta vez ha sido la rueda la que ha tirado a Marc», contó Rossi tras bajar del podio. Alguien le recordó que esta era la tercera caída del bicampeón en los últimos cuatro grandes premios. Y el Doctor fue aún más contundente: «¿Perdón? Para criticar a Marc, que lleva ganados 11 grandes premios este año, hay que ganar, al menos, ocho carreras seguidas».

Enorme conquista

«Yo me quito el sombrero ante Vale, que en Misano me ganó, nos ganó, como quiso. Mi admiración por alguien que, a los 35 años, sigue teniendo la misma ilusión, ganas, fuerza, arrojo y valentía para perseguir la victoria y, quien sabe, si el año que viene un nuevo título», comentó Márquez cuando le preguntaron por el segundo triunfo del año de su amigo. «Y le veo, sí, subcampeón, lo que me parecerá una enorme conquista», añadió el catalán. «Hombre, nada es comparable a ser campeón, claro», insistió Rossi, «pero si pienso en pilotos como Dani (Pedrosa) o Randy Mamola, llegó a la conclusión que el subcampeonato tiene un gran valor».

Rossi, que el domingo corrió su GP nº 250 en la categoría reina, ya va enfocando su vida para el día después, que nadie ve cercano, desde luego. Su empresa VR46 se encarga de toda la mercadotecnia de los mejores pilotos entre ellos, claro está, el de su amigo Márquez, una auténtica mina. Y, además, el Doctor ya tiene su propio equipo.

Un ejemplo a seguir

Sobre su futuro inmediato, Rossi no descarta aspirar, de nuevo, al título en el 2015. Lo dijo en Australia, donde se reencontró con un viejo amigo, el técnico australiano Jeremy Burgess, que aún cobra de Yamaha, pues fue despedido recientemente por petición del Doctor, que lo sustituyó por el italiano Silvano Galbusera, con quien Rossi ha vuelto por sus fueros.

Hay quien ha puesto el reverdecer de Rossi, tras su ostracismo en Ducati, como ejemplo de lo que pudiera ocurrirle a Dani Pedrosa, de nuevo alejado del título, en caso de que sepa sustituir con habilidad al técnico austriaco Mike Leitner, que ha anunciado que le abandona.

Hace ahora cinco años que Rossi celebró, en el 2009, el que es de momento su último título, el noveno, y lo hizo con el eslogan «Gallina vieja hace buen caldo».