El Madrid, de pelotazo en pelotazo

El club blanco no ha dejado de beneficiarse de las reformas urbanísticas desde la llegada de Florentino Pérez a la presidencia

Las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva madridista, durante su construcción

Las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva madridista, durante su construcción / periodico

CARLOS F. MARCOTE / MADRID

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Florentino Pérez no se detiene ante nada ni ante nadie en lo que a jugadas urbanísticas se refiere, por lo que está por ver que se niegue a restituir al Ayuntamiento de Madrid los 18,4 millones de euros de ayudas ilegales al club blanco si es que quiere reconducir la ampliación del estadio Santiago Bernabéu, echada para atrás por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) el año pasado y considerada en principio como el segundo gran pelotazo del Real Madrid. El primero data del año 2001 y puso en órbita al club blanco al permitirle obtener un beneficio extraordinario reconocido de 501 millones de euros, que sirvieron para sanear la entidad y relanzar al equipo con la apertura de la era galáctica.

Hablamos, naturalmente, de la recalificación de los terrenos de la ciudad deportiva de La Castellana, donde hoy se alzan cuatro torres de 250 metros y 50 plantas cada una. Una operación que dejó en mantillas las realizadas por Ramón Mendoza en 1991 para la construcción de la Esquina del Bernabéu, y por Lorenzo Sanz en 1997 al vender al consistorio madrileño 30.000 metros cuadrados de los 142.000 totales de las citadas instalaciones deportivas por 4.500 millones de pesetas (27 millones de euros), con los que aliviar las cuentas de la entidad.

TERRENOS DE USO DEPORTIVO

La parcela había sido expropiada por el Ayuntamiento en 1960 para que el Madrid construyera allí sus campos de entrenamiento después de comprarla por 11 millones de pesetas. Tras su llegada a la presidencia en el 2000, Florentino Pérez consiguió lo que sus predecesores habían intentando sin ningún éxito, convertir en edificables los terrenos calificados como deportivos en los sucesivos planes urbanísticos. Y además con una edificabilidad de 1,7 metros por metro cuadrado cuando en el barrio es de 0,3 por metro cuadrado de suelo.

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Todo un mundo comparado con el precedente de la Esquina del Bernabéu, que Mendoza consiguió levantar sobre un terreno de 3.000 metros cuadrados, comprado en 1927 por 624.000 pesetas, de uso deportivo hasta 1988, y de la que el Madrid sacó 1.250 millones de pesetas de la época con el contrato de alquiler para su explotación a la empresa Urbis, hoy en concurso de acreedores.

A Pérez no le paró los pies en esa ocasión la Comisión Europea, que abrió en su día una investigación formal sobre la venta de los terrenos de la antigua ciudad deportiva, pero la cerró en el 2004 al no hallar indicios de delito, pese a que los antiguos propietarios de los terrenos expropiados reclamaron que no se contemplaba bajo ningún concepto la expropiación para uso distinto al deportivo y exigieron la devolución de las fincas.  También generó gran polémica que el Ayuntamiento se hiciera cargo del 80% de las infraestructuras en lugar de que la totalidad del montante de esas obras recayera en los propietarios del suelo, como marca la ley. Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid entonces, arguyó que el acuerdo era anterior a esa norma.

PROYECTO INCONCLUSO

En diciembre del 2007 el club blanco vendió las dos torres de su propiedad al grupo Villar Mir y a Caja Madrid por un total de 360 millones de euros. La tercera torre, propiedad al 63,4% de la entidad madridista y al 35,7 de la Comunidad de Madrid, se vendió a la Mutua Madrileña Automovilística por 210 millones de euros, lo que significaba para el Madrid otros 135 millones. La cuarta torre, propiedad del Ayuntamiento, fue adjudicada a Testa Inmuebles en Renta, sociedad del grupo Vallehermoso, por 140 millones. Además de las torres, el proyecto incluía la construcción de un gran pabellón deportivo multiusos destinado a uso público, con 40.000 metros cuadrados de edificabilidad en una parcela de 50.000 mmetros cuadrados de superficie, y una zona verde de uso público de 60.000 metros cuadrados que no se han llevado a cabo.

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Diez años después, el mago Florentino creyó llegado el momento de acometer su segundo gran pelotazo y en julio del 2012, con el apoyo del PP e IU, la abstención del PSOE y la sola abstención de UPyD, el Ayuntamiento aprobó una modificación urbanística que permitiría ampliar el Santiago Bernabéu.

El proyecto incluía cubrir el estadio, un incremento de edificabilidad de 14.073 metros cuadrados, la construcción de un hotel de lujo, un aparcamiento de 600 plazas y un complejo comercial en la zona que da al Paseo de La Castellana de 13.000 metros cuadrados, más del doble de edificabilidad comercial que La Esquina del Bernabéu, cedida al Ayuntamiento para la construcción de una zona verde, junto con la devolución de cuatro parcelas en Carabanchel que el consistorio le cedió en 1998 y el abono en efectivo de 6.6 millones de euros.

FRENAZO A LA RECALIFICACIÓN

Los planes del factótum blanco se torcieron con la sentencia del TSJM de abril del 2015 en la que anuló la modificación del plan general de Madrid que permitía la ampliación del Bernabéu sobre suelos públicos de la Castellana. El pasado mes de mayo, sin embargo, el Madrid y el Ayuntamiento, llegaron a un nuevo principio de acuerdo para ampliar las instalaciones del estadio hacia la plaza de los Sagrados Corazones, donde se encuentra la Esquina del Bernabéu.

El Madrid, por otro lado, también ha visto frenados sus proyectos de ampliación de la ciudad deportiva de Valdebebebas, ya que el Tribunal Supremo frenó la recalificación del suelo donde el club blanco tiene previsto construir el parque temático del madridismo, un pabellón de baloncesto para 20.000 personas, un edificio de oficinas, un hotel y la ampliación del estadio Alfredo Di Stéfano.