LAS QUEJAS DE MOURINHO

¿Por qué no te callas?

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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¿De verdad alguien se va a creer a José Mourinho? ¿De verdad Florentino Pérez cree que este es el camino para que los jeques de Abu Dabi le paguen 50 millones de euros por su camiseta? ¿Es está la imagen que quieren vender al mundo, la de unos perdedoresen plan Wenger, que protestan y protestan sin cesar?

¿De verdad, en serio, díganme que uno de los seres más poderosos de España no está fiándolo todo a esta mente protestona, graciosa, que se cree original y chistosa? ¿De verdad elser superiorha puesto todos sus huevos en esa cesta? ¿En serio una compañía de 500 millones de euros puede tener un director general, gerente, entrenador, que cuestione las reglas del mercado cada día y se mofe de todos?

¿De verdad el Real Madrid, ese equipo glorioso, prestigioso, popular, legendario, de antaño, campeón, que tiene a Alfredo Di Stéfano de presidente de honor y a Jorge Valdano de santo y seña del señorío, del discurso poético, va a permitir que Mou continúe por esta senda? ¿En serio, al margen de los cuatro santones que viven de adular aFloren, puede alguien creerse a este portugués que amenaza con torpedear la competición que no puede ganar? ¿No habrá nadie, no, no lo hay, fijo, que le pueda decir a Mourinhopor qué no te callas?

Vale todo

¿En serio alguien en aquella santa, o blanca, casa, cree que este es el camino para cambiar el rumbo de la Liga? ¿No va a levantar nadie sensato en la capital del reino la voz para decir que este señor debería de dejar de decir tonterias y creerse el Cid Campeador?

Todas estas preguntas, y muchas más que deben revolotear por la cabeza de muchos aficionados españoles, merengues o no, tienen una sola respuesta: Florentino Pérez, el Real Madrid histórico, el Valdano del verbo fácil, el Emilio Butragueño meditador y toda la hinchada blanca han decidido engancharse al carro de Mou.

Todo esto ocurre porque ellos quieren. Mourinho dirige el timón de la nave que, años antes, había sido un trasatlántico ejemplar. O los estrella a todos contra las rocas o los eleva al firmamento. Y, en ese viaje sideral, vale todo. O eso creen en Madrid. O eso piensa el empresario poderoso. O a eso está dispuesto el presidente perdedor que quiere volver a triunfar. Y la prensa que los bendice a todos. Esto huele a Titanic. Y Mourinho siendo el primero que salta del barco, ya verán.