23 AÑOS DE LA AVALANCHA MORTAL

La policía de Thatcher manipuló la tragedia 'red' de Hillsborough

Londres pide perdón por ocultar la ineptitud que acarreó la muerte de 96 aficionados del Liverpool

Familiares de las víctimas exigieron ayer en Liverpool que se reabra el caso de la mortal avalancha de Hillsborough de hace 23 años.

Familiares de las víctimas exigieron ayer en Liverpool que se reabra el caso de la mortal avalancha de Hillsborough de hace 23 años.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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La policía involucrada en la tragedia del estadio de Hillsborough manipuló testimonios, encubrió su ineptitud y camufló gravísimos errores, en la que fue la peor tragedia del fútbol británico, echando la culpa de lo ocurrido a los que perecieron. Ahora, 23 años después, a las familias de los 96 aficionados del Liverpool, que perdieron la vida en aquella horrenda avalancha, no les basta con las excusas y las declaraciones de perdón.

En Liverpool quieren y exigen sentar en el banquillo a los responsables de un suceso que en buena medida se pudo haber evitado. «La verdad ha salido hoy a la luz, la justicia empieza mañana», afirma Trevor Hicks, presidente de Hillsborough Family Support Group, la asociación que ha luchado por descubrir lo que en realidad ocurrió el 15 de abril de 1989.

OTRA INVESTIGACIÓN / Hicks fue uno de los que ayer pidieron el cese y procesamiento del más alto mando policial relacionado con el desastre. Norman Bettison sigue en activo, como jefe de la policía de West Yorshire y ostenta el título de Sir. El Gobierno ha puesto en manos de la fiscalía la decisión de apelar al Tribunal Supremo para ordenar una nueva investigación, de la que pueden derivarse futuras responsabilidades penales.

Aquella nefasta semifinal de la Copa entre el Liverpool y el Nottingham Forest en la localidad de Sheffield vuelve a estar en boca de todos, después de la publicación el miércoles del informe de una comisión independiente sobre la avalancha.

El trabajo, con 450.000 páginas de documentos inéditos, describe multitud de fallos ocurridos, cuando, a causa de unas obras en la carretera, centenares de espectadores, que llegaban tarde se fueron agolpando a la entrada de una de las puertas exteriores del estadio, junto a la tribuna que les tenían reservada y a las que no podían acceder más que muy lentamente a través de un torniquete. La policía decidió entonces abrir una puerta, dejando que una masa de seguidores penetrara en las gradas prácticamente llenas, donde se produjo la mortal avalancha. El informe señala que 41 personas atrapadas estaban posiblemente aún vivas cuando las autoridades decidieron que no había nada que hacer con ellas. También señala como la policía no dejó pasar una sola ambulancia de las 44 que se desplazaron inmediatamente al lugar.

CAMPAÑA DE DESCRÉDITO / Una vez consumada la tragedia, la policía intentó esconder sus fallos, alterando las declaraciones de 164 testigos y suprimiendo 116 comentarios críticos. Comenzó entonces una campaña de descrédito contra los seguidores del Liverpool, tachándoles de «violentos» y «borrachos». Los agentes se dedicaron a investigar los antecedentes de algunos de los muertos, en busca de trapos sucios.

El diario sensacionalista The Sun, que como ahora se sabe, a raíz del escándalo de las escuchas, ha mantenido siempre estrechas relaciones con la policía, participó de esa campaña de calumnias. El director del diario en aquella época, Kelvin Mackenzie, ha sido uno de los que ha pedido perdón. Y lo mismo han hecho, en el Parlamento, el jefe del Gobierno, el conservador David Cameron, y el líder laborista, Ed Miliband, lamentando que sus respectivos partidos no hubieran apoyado suficientemente la investigación, cuando se hallaban en el Gobierno.

CRÍTICAS A THATCHER / Esta tragedia también tiene una polémica lectura política. Jack Straw, que ocupó varios puestos ministeriales, incluido el de Interior, durante el mandato laborista, acusó ayer al equipo de Margaret Thatcher, en el poder cuando ocurrió la tragedia, de haber creado una «cultura de impunidad» en la policía. Thatcher, recordó, andaba entonces luchando contra los mineros y otras huelgas industriales. En ese clima social, la dama de hierro, dispuesta a doblegar a los sindicatos, necesitaba tener a las fuerzas policiales de su parte. «Eran realmente inmunes a cualquier influencia exterior y creyeron que podían llevar la batuta», señaló Straw.