MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

La oportunidad de Rossi

El 'Doctor' reconoce que las lesiones de Lorenzo y Márquez le permiten aspirar a la victoria en Motegi

Jorge Lorenzo se palpa el hombro lesionado en la sala de prensa de Motegi.

Jorge Lorenzo se palpa el hombro lesionado en la sala de prensa de Motegi.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / MOTEGI (enviado especial)

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Su séquito, 'la tribù dei chihuahua', que es mucho e inmenso, no cesa de susurrarle al oído que es el día, el domingo; que es la carrera, Motegi; que es el gran premio, Japón. Puede que no le guste mucho este trazado, que no le gusta, pero Valentino Rossi (Yamaha) sabe que este fin de semana tiene una ocasión única de meterle otro gran mordisco al Mundial, a su décimo título. Los bicampeones han llegado lesionados, no mucho, pero sí lo suficiente como para que el 'Doctor' huela la sangre. Jorge Lorenzo (Yamaha), que está a 14 puntos cuando restan 100 por jugarse, tiene dañado, aunque lo silencia, el hombro izquierdo y Marc Márquez (Honda, a 79), en carne viva, con una placa de titanio y ocho tornillos la palma de la mano izquierda.

NADIE SE FÍA DE NADIE

"¿Sabe cual es el mayor error que puedo cometer?", me responde 'Vale' cuando le sugiero, alargando el discurso silencioso de los suyos, que el domingo tendrá una ocasión de oro para adelantarse aún más en la clasificación. "Pues, sencillamente, eso, pensar que Jorge (Lorenzo) está dañado y aquí le gano fácil". Rossi sabe más por viejo que por diablo. "Quisiera recordarle que ese mismo chico se fracturó la clavícula un día, se operó al siguiente y, ¡justo el día después!, acabó quinto en Assen. No, amigo, no, no pienso fiarme".

Eso sí, Rossi sabe, como muy bien ha reconocido Lorenzo, que Jorge se equivocó. "Fue una mala decisión esa de ir a entrenarme allí. Agradezco la invitación, pero debí quedarme en casa. No debí forzar una semana antes de viajar al triplete de Japón, Australia y Malasia", comentó Lorenzo, que se dañó el hombro ("pensé que me había roto la clavícula otra vez") en un entrenamiento en casa de Sete Gibernau, en Girona, en compañía de Dani Pedrosa, Àlex Rins, Ricky Cardús y los hermanos Aleix y Pol Espargaró. Se entrenaban, algunos sospechan que corrían, con motos de 100cc, pero veloces y agresivas. "Ahora me molesta, pero cada día que pasa me siento mejor, así que estoy muy ilusionado en poder mejorar día a día y presentarme al domingo con posibilidades de pelear por la victoria o el podio", añadió el piloto mallorquín.

Márquez se cayó de su 'mountain-bike' y apoyó mal su mano izquierda sobre una roca. "Si fuese un dedo, nada, pero es el hueso exterior de la palma de la mano, allí donde tenemos el callo ya hecho de tanto apoyar en las frenadas y me temo que me dolerá. Hasta después de la carrera no me quitan los puntos. Veremos. Hay que probar", comentó el 'nen de Cervera'.

"Insisto, es una buena oportunidad, pero los conozco y tanto Jorge como Marc se dejarán el alma en la pista", añadió el 'Doctor'. "A menudo nos duele al ponernos el mono, pero en cuanto se apaga el semáforo, ya ni te acuerdas".