LA RECTA FINAL DE LA BARCELONA WORLD RACE

Mujeres a todo trapo

Exultantes 8 Corbella (delante) y Caffari saludan desde el barco a su llegada al puerto de Barcelona, ayer.

Exultantes 8 Corbella (delante) y Caffari saludan desde el barco a su llegada al puerto de Barcelona, ayer.

JOAN CARLES ARMENGOL
BARCELONA

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A punto de cruzar la línea de llegada, Anna Corbella se puso en la proa del barco, delante del mástil, y en solitario y en silencio disfrutó durante dos largos minutos (mientras el viento acariciaba su ya curtida cara) de la materialización de un sueño.

Hacía muchos días que imaginaba cómo sería el momento en el que, después de dar la vuelta al mundo con el GAES Centros Auditivos, un barco de apenas 18 metros de eslora, regresara a casa, y nunca mejor dicho. Para una barcelonesa, completar la circunnavegación de la Tierra en su ciudad tenía sin duda un significado especial, mágico. La última noche apenas pudo pegar ojo. Poco después del amanecer seguía más despierta que nunca, y más emocionada, cuando junto a su compañera de los últimos tres largos meses, la inglesa Dee Caffari, completaba la segunda edición de la Barcelona World Race en 102 días, 19 horas, 17 minutos y 18 segundos. Es decir, menos de 9 días después de la llegada del campeónVirbac Paprec 3 de los franceses Jean-Pierre Dick y Loïck Peyron.

Corbella y Caffari no entraron primeras, ni siquiera quintas (el objetivo de laskipper inglesa), pero su sexto puesto les supo a gloria porque ambas culminaron una regata histórica. Anna (34 años) es la primera regatista catalana y española en completar una vuelta al mundo sin escalas en competición, y para Dee (38) esta ha sido la cuarta, tres de ellas sin escalas. También componen la primera tripulación íntegramente femenina en finalizar la prueba, y copatronearon uno de los cuatro barcos que no paró durante la regata, junto alMapfre(2º), el

Renault ZE(3º) y elNeutrogena(5º). ElEstrella Damm(4º) se vio obligado a recalar 48 horas en Nueva Zelanda.

Mujeres a todo trapo. Pioneras del mar. Así se sentían ayer Anna Corbella y Dee Caffari mientras flotaban con el recibimiento que les brindó la ciudad. «Ho heu aconseguit. Moltes GAES a les dues», tuvo un lapsus el alcalde Jordi Hereu. «Gràcies a Barcelona per aquesta fantàstica benvinguda després de tant de temps al mar», replicó Dee en un perfecto catalán.«Es que es muy buena alumna», explicó Anna, que lució lasenyeradurante toda la celebración, junto a la Union Jack de la británica. Habían hecho historia, y lo intentaban valorar todavía en caliente. ¿De qué servirá el ejemplo de Anna?, se le preguntó.«Espero que sirva, más allá de que haya sido la primera, la segunda o la tercera mujer en dar la vuelta al mundo. Me alegra saber que he abierto una puerta para otras chicas que navegan, esto me llena mucho. Animo a todas a que entren en la vela oceánica y que disfruten del mar y del deporte de esta manera».

Más vueltas a la vista

A su lado, Dee también se erigía ayer en un ejemplo viviente para las mujeres deportistas. Después de dar la vuelta al mundo sola y en compañía, del derecho (Oeste-Este) y del revés (en contra de los vientos dominantes), ya pensaba en afrontar la próxima Vendée Globe con opciones de ser la primera mujer en ganar esa prestigiosa regata en solitario.«Espero hacer unas cuantas vueltas al mundo más, y no he perdido el juicio», bromeó la fornida navegante.

Tanto Dee como Anna desmintieron el mito de la difícil relación entre mujeres competitivas.«Es una gran compañera. Con dos manos más a bordo me sentía más segura. Nos lo hemos pasado muy bien y no hemos tenido ni una discusión», aseguró la inglesa. Mientras, Anna asentía y acababa de abrazar a familiares y amigos mientras soñaba con una ducha, comida caliente, dormir y reencontrarse con su perraPiula.

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