IDA DE OCTAVOS DE LA CHAMPIONS

Messi emociona

La afición del City se rindió otra vez a la magia del '10' con algún largo 'ohhhhhh', aunque se marchó aliviada por el error del penalti

Messi remata de cabeza en plancha, tras fallar el penalti ante el City en Manchester

Messi remata de cabeza en plancha, tras fallar el penalti ante el City en Manchester / periodico

POL GUSTEMS / MANCHESTER

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Un túnel de Messi David Silva resumió el partido de Manchester y la supremacía azulgrana (2-1). El público del Etihad Stadium concedió su admiración hacia la magia del '10' con un largo: "Ooooh". En una acción técnica magistral, el más talentoso de unos sometió al mejor de los otros. Los futbolistas del City, que entraron en el estadio como estrellas de rock, con Agüero el último de la fila y Manuel Pellegrini levantando las cejas para saludar, salieron con rostros de frustración. Pese a ser el mejor del partido, Messi se marchó con un semblante parecido. Quizá incluso más enfadado. Se había inventado una jugada enorme para cerrar la eliminatoria, pero erró el penalti en el último minuto.

El año pasado resolvió la eliminatoria en la carrera con Demichelis que terminó en penalti y expulsión del defensa. Este martes condujo a un Barça que se reencontró con el Luis Suárez más certero, al que los 'citizens' recordaron su pasado en el Liverpool con abucheos. Sobre Messi, cuando no fue una conducción fue un pase entre líneas. A veces solamente un control. Los sentimientos hacia el argentino se desplazaron desde el respeto hacia el terror, un miedo que los ingleses incluso disfrutaron, porque era inevitable gozar de su fútbol. Al final el temor se convirtió en alivio, errada la pena máxima. Ferran Soriano y Txiki Begiristain, que pudieron presumir y disfrutar del genio argentino durante sus etapas en el Barça, ahora lo padecen más de lo que nunca habrían imaginado.

Interés contradictorio

El City aún no tiene claro si se siente cómodo en Europa. Su afición, que recibió al equipo ondeando banderas celestes en un ambiente de gala, cambió de tono para silbar enérgicamente el himno de la Champions. Fue la forma de demostrar su contradictorio interés, aunque sin entregarse totalmente, aún molestos por la sanción del Financial Fair Play. Agüero no sabía hacia dónde mirar y solo habían transcurrido 30 minutos. Un saludo afectuoso de Messi en el túnel de vestuarios fue la única muestra de cariño que recibió, hasta que ya entrada la segunda mitad, en un ataque rapidísimo, pudo reducir diferencias.

"No nos rendimos nunca. Esto es lo que hace de esta ciudad nuestra ciudad", dice uno de los lemas locales. Pellegrini se disgustó con la expulsión de Clichy y se desencadenó una continua protesta del público hacia la actuación del árbitro Felix Brych. Fieles a la tradición, no importa la dimensión del encuentro, algunos espectadores locales se marcharon a casa antes del silbido final. Mientras, el millar de aficionados azulgranas se lamentaron a última hora de la ocasión del penalti.

Messi abandonó el terreno de juego contrariado, estirando su camiseta, mirando al suelo. Lo hizo pisando el escudo del Manchester City impreso en el área técnica, entre banquillo y banquillo. El jeque Mansour pagaría lo que no está escrito para que esa imagen se repitiese con el astro vestido de celeste. Aunque la inversión multimillonaria fuera difícil de sostener, los ejecutivos del City tienen preparadas las calculadoras. Messi es un sueño.