La lluvia y las caídas enturbian una etapa de aparente calma

El Tour del 2014 no pasará a la historia como la carrera del calor. Los ciclistas solo sudaron de verdad en las jornadas que transitaron por los Alpes. El resto de días, el sol se ha escondido, cuando no ha llovido o las tormentas, con rayos y truenos, han azotado a los ciclistas. Y este viernes, en Bergerac, a dos días de los Campos Elíseos, no ha sido la excepción. Una caída múltiple, que se produjo en la zona de los tres últimos kilómetros de seguridad, afectó a múltiples corredores, entre ellos a Romain Bardet, que se fue por los suelos, y a Thibaut Pinot, que entró cortado, al igual que el líder Vincenzo Nibali. Sin embargo, a todos se les ha atribuido el mismo tiempo.

El caos provocado por la caída ha facilitado la victoria de Ramunas Navardaskuas, que corría fugado. Sin organización por detrás, el corredor lituano ha obsequiado al conjunto estadounidense del Garmin con su primera victoria en este Tour, donde tanto cuesta que las escapadas fructifiquen.

La ‘grande boucle’ queda pendiente de la contrarreloj final de este sábado, entre Bergerac y Périgueux, el recorrido al revés y más corto de la histórica ‘crono’ que Miguel Induráin ganó en 1994 y que le valió el apodo de ‘Tirano de Bergerac’. En la etapa, con el amarillo amarrado por Nibali, de 54 kilómetros, Alejandro Valverde, ahora cuarto, se juega la posibilidad de subir el domingo al podio de París. Confiando en sus posibilidades, el corredor murciano debe restar 15 segundos a Pinot y tan solo dos a Peraud, a los que ha derrotado en ocasiones precedentes siempre que se ha jugado alguna posición en la general. “Hay que estar confiado en un recorrido que conozco y que me gusta”, ha afirmado el líder del Movistar en la meta de Bergerac.