Histórico triplete catalán

Un portentoso Márquez completa, con su apoteósico triunfo en MotoGP, las gestas de Espargaró y Viñales

La foto de los campeones en la recta de Cheste, con Pol Espargaró (Moto2), Marc Márquez (MotoGP) y Maverick Viñales (Moto3).

La foto de los campeones en la recta de Cheste, con Pol Espargaró (Moto2), Marc Márquez (MotoGP) y Maverick Viñales (Moto3).

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La vía catalana marcha a 345 km/h y lidera todos los grandes premios, todos los pronósticos y, por supuesto, todas las estadísticas y récords. Por vez primera en la historia, tres pilotos catalanes, a cuál más atrevido, ingenioso, veloz y pícaro, convirtieron la fiesta de fin de curso en el festival de un pequeño país que, con siete millones de habitantes, posee ya la triple corona de las dos ruedas, de la velocidad, del asfalto.

Un inteligente, habilidoso, sagaz y pillo Maverick Viñales (Moto3) y un inconmensurable Marc Márquez (MotoGP), el mayor portento aparecido en el nuevo siglo y ya el campeón más joven de la historia, completaron ayer, ante 104.441 espectadores, en el coqueto y repleto trazado de Cheste (Valencia), la triple corona para Catalunya, cuyo camino abrió, hace ya 15 días, Pol Espargaró, el ídolo de Granollers, con el cetro de Moto2. Poco después de que Viñales se convirtiese en el 16º campeón del mundo español, Márquez completó la colección de títulos con el campeonato número 41.

DOMINIO CASI ABSOLUTO / A esa impecable 'armada', repleta de triunfadores catalanes, solo se le han escapado este año 5 de los 52 triunfos posibles. Es decir, ha conquistado 47 victorias y los únicos supervivientes a ese dominio han sido el británico Scott Redding, en tres ocasiones, el finlandés Mika Kallio y el mito italiano Valentino Rossi. Todo lo demás ha sido para ellos, para Márquez y compañía, que han llegado a copar 113 escalones del podio de los 156 posibles de este campeonato.

«Una cosa tengo clara -señaló ayer Márquez nada más bajar del podio-, sin el RACC, sin las ayudas de otras instituciones catalanas, sin el apoyo de todos, sin las becas que nos permitieron afrontar nuestro desarrollo, crecer, en un deporte caro, ninguno de estos éxitos habrían sido posibles. Estos títulos son obra de mucha gente y, muy especialmente, de muchos catalanes que nos han apoyado. Yo, sin esas becas, sin esa ayuda, me habría perdido, tal vez, en el cros. Esto ha ocurrido porque muchas familias, como la mía, además de sacrificarse, han contado con ayudas imprescindibles para que sus niños desarrollasen su talento, su ambición y creciesen».

Márquez, que ayer lucía una camiseta la mar de graciosa -con un dibujo idéntico a la pegatina de los coches que anuncia 'bebé a bordo', pero esta vez con la inscripción 'baby champ on board'-, paseó, sí, la misma bandera española de siempre, aquella que lució su descubridor, Emilio Alzamora, cuando ganó en 1999, y que el mejor 'rookie' de la tierra ya había paseado cuando se proclamó campeón de 125cc y Moto2. Luego, cuando se hizo la foto de los campeones, Marc sintió cierto cosquilleo: «Era la tercera vez que estaba en esa foto y, la verdad, siempre había soñado estar en el centro. No es fácil, no, pero menos fácil es hacerte esa foto dándole la mano a dos colegas catalanes, ¡eso sí es fuerte!».

MAVERICK, PRODIGIOSO / Ninguna de las dos conquistas fueron fáciles. Viñales, inmenso todo el año pese a ganar menos que sus rivales, se proclamó campeón de Moto3 por ser quien mejor manejó la presión y las cuentas. Caído Luis Salom y dubitativo Àlex Rins, el niño de Figueres se llevó el título en una última vuelta prodigiosa y, con tan solo tres victorias (por siete de Salom y seis de Rins), demostró que la regularidad, la paciencia y ser agresivo cuando toca tienen su recompensa.

Lo de Márquez fue otra obra de arte, pura mentalidad, concentración y, sobre todo, el lado opuesto a la pifia, general, compartida, vivida por él y todo su equipo en Australia. Esta vez no podían fallar. Y aunque un providencial Jorge Lorenzo (homenajeado ayer también por los suyos con una camiseta que decía «'thank you all'», gracias por todo) intentó sembrar el asfalto de Cheste de trampas mortales, de bombas lapa, Márquez dribló el peligro y la tentación de entrar al trapo, dejó que el mallorquín se fuese hacia su octava victoria, le cedió el paso con su manita izquierda a Dani Pedrosa y se reservó el resto de la gloria, toda la gloria mundial, para él y su última vuelta. Lagrimita incluida.

«Que lo sepa el mundo entero, Marc es el número 1», gritó feliz papá Julià. «'Baldufa', estoy orgullosa de haberte parido; ya eres grande, ahora te llamaré 'baldufón'», gritó bajo el podio de Cheste mamá Roser, el símbolo de la alegría familiar, la representación de todo un país. Feliz.