LA HEROICA PERMANENCIA DE LA BRUIXA D'OR EN LA ACB

El 'gordo' para Manresa

«Es una inmensa alegría después de un año muy complicado», afirma el presidente Josep Vives

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Hubo risas, lágrimas y alegría incontenible, desbordada, en la cena de celebración de toda la plantilla de la Bruixa d'Or Manresa en Madrid el domingo por la noche, antes de regresar en autocar desde la capital (esa es la penitencia de los clubs modestos) con el premio gordo de la permanencia en la Liga ACB, y el alivio por el final feliz tras una arriesgada aventura.

«Es una alegría inmensa después de un año muy complicado, muy difícil», admitía ayer el presidente manresano Josep Vives. «Estalló toda la emoción al final y hubo lágrimas, sí, porque hemos pasado por muchas cosas durante el año y no era justo que todo el trabajo que hemos puesto no tuviera su recompensa», reconoce Roger Grimau, uno de los integrantes de la plantilla.

Once victorias han marcado la frontera de la salvación. Para Vives no podía existir un mejor epílogo a una etapa de 13 años en el cargo, ya que dejará el club en la élite, después de una temporada muy exigente, librando batallas contra los problemas económicos, la tardía confección de la plantilla (no empezó a construirse hasta agosto) y las lesiones, que han transformado un vestuario por el que han pasado hasta 22 jugadores.

Elogios al técnico

«No ha sido fácil y el responsable en gran parte de lo conseguido es Pedro Martínez. Sin él, sin su profesionalidad, sin su confianza en el proyecto, y la fe de todo el vestuario, no hubiera sido posible», resume Vives, que pretende una transición tranquila, dejándolo todo atado, incluido su sustituto, que sigue sin definirse, antes de echar pie a tierra. «Hay que cerrar el tema de un patrocinador principal, la continuidad del técnico y de la plantilla, en la que casi todos acaban contrato...», cuenta. Solo Álex Hernández y Grigonis tienen firmado un acuerdo para el próximo año.

Casi nadie apostaba por las opciones de los manresanos, obligados a ganar en la cancha del campeón de Europa. Pero el equipo dirigido por Pedro Martínez lo bordó en una maravillosa segunda parte y derrotó al conjunto madridista en su cancha (80-90), haciendo posible, otra vez, el milagro de la salvación.

«Lo que parecía imposible, que se alinearan todos los planetas, sucedió», cuenta feliz, Pedro Martínez, uno de los héroes de una conquista que fue celebrada por las calles de Manresa, igual que en su día fueron celebrados el título de Liga y Copa. La relajación del Madrid, con todo resuelto, y aún bajo los efectos de la resaca por su título europeo, ayudó. Pero La Bruixa d'Or jugó con la determinación y el acierto de quien le va la vida en ello. «Lo mejor de la temporada ha sido el día a día del vestuario, el trabajo de un gran grupo, sin el que hubiera sido imposible lograrlo», apunta Martínez, que tiene una opción para la próxima temporada, que no se definirá hasta que se aclare el futuro inmediato del club.

Hacía 17 años, desde que el Manresa conquistó la Liga (en la temporada 1997-98 como TDK), que el equipo del Bages no ganaba en la cancha blanca. «Creímos en nosotros y jugamos muy bien», valora Grimau, de 36 años, que medita la retirada, después de vivir «uno de los mejores momentos de su carrera».