Detenido un taxista por el asesinato del ultra 'Jimmy'

Agentes de la Policía Nacional vigilan ayer los accesos al estadio Vicente Calderón, en Madrid.

Agentes de la Policía Nacional vigilan ayer los accesos al estadio Vicente Calderón, en Madrid.

MAYKA NAVARRO / MADRID

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Francisco José Romero, Jimmy, tenía  43 años y dos hijos, los mismos vástagos que uno de los dos detenidos en el día de ayer acusados de asesinar a palos al seguidor del Riazor Blues, el pasado 30 de noviembre. Dos semanas después de la violenta reyerta entre los seguidores ultras del Atlético de Madrid y del Deportivo de A Coruña, la policía ha detenido a 36 miembros del Frente Atlético que participaron en la reyerta, entre ellos dos menores de edad. A dos de los arrestados, Ismael, alias El Búfalo, taxista de Parla, y un segundo del que no han trascendido datos, se les acusa de ser los autores materiales del crimen. El resto, entre los que hay un guardia civil, están acusados de tenencia ilícita de armas y de un delito de riña tumultuaria.

No ha sido nada sencilla la investigación, realizada por la brigada de información de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. Los inspectores sabían que había que esperar a que las aguas se calmaran para situar a todos los miembros del Frente Atlético en el lugar exacto que ocuparon durante toda la reyerta. Mientras los ultras se relajaban y empezaban a hablar confiadamente por sus teléfonos móviles, los investigadores ganaron tiempo desmenuzando con paciencia infinita cientos de horas de grabación de imágenes obtenidas por viandantes, vecinos y alguna cámara de seguridad pública y de establecimientos privados.

La brigada de información tiene un grupo que está pendiente exclusivamente de los radicales violentos del Frente Atlético. Los tienen identificados y los conocen de sobra. Así sabían quienes habían estado esa mañana en las cercanías del Vicente Calderón, tras una noche en vela, de copas, esperando la llegada de los dos autocares que trasladaron desde Galicia a los ultras de Riazor Blues.

NO HUBO QUEDADA / Hasta ayer ni un solo dato de los investigadores avala la tesis de que las dos aficiones se hubieran citado previamente para darse de palos antes del partido de sus dos clubs. Por eso esa hipótesis no consta en ningún atestado policial, hasta ahora.

Sabía por tanto la policía quienes habían participado en la reyerta, pero lo determinante era identificar a las dos personas que habían golpeado a Jimmy en la cabeza y en el bazo con una barra de acero que le provocó la muerte, tal y como posteriormente certificó la autopsia. No contentos con dejarlo moribundo, los dos ultras lanzaron el cuerpo del gallego a las heladas aguas del río Manzanares, de donde fue rescatado por los Bomberos de Madrid con un escaso hilo de vida que se apagó sin que se pudiera hacer nada por él.

PACTO DE SILENCIO / Durante los primeros días, los seguidores del Frente Atlético actuaron como si se trataran de una secta. Pacto de silencio y ni un solo comentario de lo ocurrido aquella mañana. Todos sabían quién mató a Jimmy y quien le arrojó al río. Pero nadie iba a delatar a nadie, en un principio.

Con los días y la ausencia de noticias sobre la investigación en los medios de comunicación, la secta ultra del Atlético empezó a resquebrajarse. Algunos fueron interrogados en dependencias policiales. Y las declaraciones entrecruzadas de unos y de otros empezaron a dar sus frutos. Sobre un plano gigante de las orillas del Manzanares, los investigadores fueron colocando a cada uno de los sospechosos en un punto exacto de la reyerta.

Ayer, a primera hora de la mañana se les detuvo, en la operación Neptuno, como la bautizó la policía en referencia a la plaza de Cánovas del Castillo, lugar donde el Atlético de Madrid celebra sus triunfos deportivos. Una elección que no ha gustado a los seguidores atléticos. Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, evitó hacer declaraciones en un acto de solidadridad del club y la fundación Acnur con la infancia.

REGISTRO EN EL BAR DURATÓN / Los detenidos empezaron ayer a declarar en las dependencias de la brigada de información de Madrid y a lo largo de las próximas horas pasarán a disposición judicial.

La jornada fue intensa. Los investigadores entraron por sorpresa en el bar Duratón, ubicado cerca del Vicente Calderón y punto de encuentro habitual de los seguidores del Frente Atlético. Los ultras tienen allí un puesto de venta de artículos con sus insignias. Además, tras el cierre del almacén que utilizaban dentro del Vicente Calderón, habían trasladado parte de su material a ese local. La policía da por cerrada la parte más compleja de una investigación que sigue abierta porque no se descartan más detenciones.

Las primeras ya se produjeron la noche de la tragedia. Aquel día fueron detenidas 21 personas, 16 de los Riazor Blues, cuatro del Frente Atlético y una persona con antecedentes de relación con los Bukaneros del Rayo Vallecano y el Alkor Hooligans. Todos ellos quedaron en libertad tras prestar declaración ante el juez, aunque se les imputó un delito de riña tumultuaria.