LA ETAPA REINA DE LA VOLTA

Contador ataca en la Molina sin suerte y Froome se hunde

El belga De Clercq se sitúa líder y Porte supera al madrileño, con el británico a 27 minutos

Contador (de pie), detrás de los Sky y delante de Valverde, en la etapa de la Volta que ayer finalizó en La Molina.

Contador (de pie), detrás de los Sky y delante de Valverde, en la etapa de la Volta que ayer finalizó en La Molina.

SERGI LÓPEZ-EGEA
LA MOLINA

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Los enemigos de un ciclista no son el agua, ni la lluvia, ni siquiera la nieve o el frío. Todo es soportable; todo menos el viento. Y el aire soplaba de cara, como un diablo que frenaba las bicis por la subida, más larga que dura, hacia La Molina. Alberto Contador es ambicioso. Lo era cuando ya despuntaba como el mejor juvenil de Madrid o cuando en estas mismas fechas, por allá el 2005, ganaba la última edición de la Setmana Catalana. Y por eso atacó ayer, aunque sin éxito, en la etapa reina de la Volta.

Él siempre es el primero en moverse, aunque todavía le falte un punto, en su carrera hacia el Giro, el primer objetivo del doble reto que persigue este año, llegar de rosa a Milán y de amarillo a París. Él demarra, como ayer en La Molina, y hace añicos la carrera, aunque otros, más cautos, como Richie Porte (vencedor de la París-Niza, rival del Sky para la ronda italiana), a ritmo, lo neutralicen y hasta le quiten cinco segundos en el esprint final en la meta de La Molina, donde ganó el estadounidense Tejay van Garderen, tercero hace un año en Barcelona.

A Contador lo frenó el viento de cara, ante un Porte que se presume como su peor enemigo en las tres etapas que quedan. A Alejandro Valverde le dolió el cuerpo, los moratones por las caídas salen el día después. Y Valverde, aunque lo ignoraba en meta, sufrió además el mazazo de la terrible caída de su capitán de ruta, Pablo Lastras, que se fracturó la pelvis. Tiene para dos meses de baja.

La furia del Sky en Catalunya se llama Porte, el amigo del extraño Chris Froome, el mismo que ayer subió a La Molina en el autobús, así llamado el pelotón de los velocistas, los que solo miran el cronómetro en las etapas de montaña para calcular y evitar entrar a meta fuera de control. El británico de Kenia, el ciclista ambicioso, el que siempre ataca aún no estando en forma, se dejó el escándalo de 27.47 minutos, el 131º del día. «No está enfermo. Se quedó vacío, por lo que está decepcionado», indicó su director, Nicolas Portal.

«JUGAR DESDE LEJOS» / «Quise jugar desde lejos, pero el viento soplaba muy fuerte y quizá lo pague al final». Con la voz entrecortada por el cansancio, con el frío cayendo sobre las pistas de La Molina, Contador lamentó los cinco segundos perdidos sobre Porte, que pueden ser como un puñado de oro, de aquí a Barcelona. Y porque, tal como era el objetivo, en La Creueta, la cima más dura de esta Vuelta, la puerta de entrada a La Cerdanya, sucumbió Pierre Rolland, aparentemente el más peligroso de los tres fugados, del despiste colectivo del pasado lunes, en la primera etapa, en Calella.

Camino de Calella fueron tres los escapados: Maciej Paterski, polaco, que ganó y ayer llegó subido al autobús de Froome; Pierre Roland, con la etiqueta de haber vencido en Alpe d'Huez 2011, que cedió en La Creueta para cruzar la meta con 5 minutos perdidos, y Bart de Clercq, el tapado, ganador de una etapa de montaña en el Giro 2011, y poco más. Y líder desde ayer, con 21 segundos de renta que debe administrar en tres días, casi sin equipo y ante las seguras embestidas del Sky de Porte, del Tinkoff

de Contador, del Cannondalle de Dan Martin (vencedor de la Volta 2013) y hasta de un Valverde que, con mejor cuerpo que ayer, siempre es capaz de manifestar su rabia en el instante más inesperado.

Hasta 10 ciclistas se han situado en las primeras plazas de la general en menos de un minuto a falta de tres días; dos de ellos por Tarragona, con un trazado perfecto para las encerronas, no muy duro, pero difícil de controlar sin equipo, sobre todo mañana. Ayer, el sorprendente líder perdió a su mejor ciclista, Thomas de Gendt (tercero en el Giro 2012, por detrás de Purito), y solo le quedan cinco compañeros para controlar a las fieras de la Volta.