EL ESCÁNDALO

Conmoción en Australia

La estrella aborigen de fútbol australiano Adam Goodes deja la Liga tras ser insultado por una niña

Adam Goodes, estrella aborigen de los Sidney Swans, celebra uno de sus últimos tantos con su equipo.

Adam Goodes, estrella aborigen de los Sidney Swans, celebra uno de sus últimos tantos con su equipo. / ARCHIVO

ALEJANDRO GAITÁN / SIDNEY

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La pasada semana Andrew Ireland, mánager de los Sidney Swans, anunció que Adam Goodes, una de las estrellas de la Liga y de ascendencia aborigen, había decidido no jugar ante Adelaida. La presión mediática recibida y los abucheos de la grada han afectado en exceso a un Goodes que incluso medita la retirada definitiva del fútbol australiano (AFL), algo que Ireland consideraría "una tragedia para nuestro deporte".

De momento, ha vuelto a los entrenamientos con sus compañeros. El partido (94-84 para los Swans) se convirtió en una masiva muestra de apoyo al jugador, con casi toda la grada vistiendo camisetas con el 37. Los 18 capitanes de la AFL firmaron un manifiesto bajo el lema 'Ya es suficiente' ('Enough is enough', en inglés) y algunos equipos decidieron vestir indumentarias indígenas o brazaletes con la bandera aborigen en defensa de Goodes y su causa.

Todo empezó con un grito

El 24 de mayo de 2013, Goodes era insultado al grito de "mono" (ape) en el Melbourne Cricket Ground. El jugador advirtió a seguridad e, inmeditamente, se invitó a quien le insultó a abandonar el estadio. El insulto provenía de una niña de 13 años, algo que dejó a Goodes aún más herido. La niña fue apartada de su familia, expulsada del estadio y entregada a la policía, pero no se presentaron cargos a petición del propio jugador.

Goodes declaró que la niña no sabía que significaba 'ape', ni el dolor que conllevaba el racismo. La disculpó, pero añadió: "Ella es la cara del racismo que se vive en Australia". Por teléfono y por carta, la niña se disculpó de manera oficial y Goodes aceptó las disculpas. Pero la historia solo había empezado.

Abucheado

Goodes fue abucheado en todos los estadios donde jugaron los Swans. Él no era la víctima, si no la mega-estrella culpable de haber humillado a una niña inocente. No todo el mundo compartía esa versión, desde luego. El 24 de enero, Goodes fue nombrado Australiano del año por su intensa lucha contra las desigualdades raciales y de género.

Su discurso fue una defensa del referendo que la sociedad indígena propone para ser reconocidos de una vez por todas dentro de la constitución australiana, pero sus palabras fueron entendidas por algunos como una provocación y acrecentó los abucheos del público.

Hasta de su propia afición. El 29 de mayo, Goodes celebró un tanto con un baile tradicional de guerra, una danza de estética agresiva y al que una parte de su afición respondió con abucheos. El gesto se convirtió en noticia y provocó decenas de versiones. Los más conservadores aseguraron que en los abucheos a Goodes no había un acto racista sino una protesta por su juego o actitud, evitando mencionar un problema muy real en Australia. Otros señalaron directamente al racismo como «el cáncer de la sociedad australiana», en palabras del primer ministro Tony Abbott.

El de Goodes no es, ni de largo, el primer caso de discriminación racial en el fútbol australiano desde que, en 1990, se refundara la Liga. Nicky Winmar fue, en 1993, el primero en denunciar insultos racistas desde la grada. Desafiante, Winmar respondió quitándose la camiseta y señalando su piel en la que se ha convertido en una de las imágenes más famosas en la lucha contra el racismo en Australia.

Denuncia en ligas menores

Tras él fueron muchos otros, como Michael Long (1994), Robert AhMat (1997) o Joel Wilkinson Majak Daw (2011). Lewis Jetta, compañero de Goodes, también sufrió críticas e insultos en el 2013 y la Liga, casi siempre, ha sido suave con sus sanciones, postergando así la erradicación de un problema que afecta a casi toda la sociedad. Incluso el periódico 'Herald Sun' denunció, en el año 2007, muchos casos de incidentes racistas en las ligas juveniles de 'footy'.

Y todo en un país que recientemente ha superado la crisis cultural que durante más de 60 años (1905-1969, aproximadamente) afectó a dos comunidades culturalmente diferenciadas, como fue la 'Stolen Generation', en la que niños de origen aborigen eran robados y entregados a familias de raza blanca. La práctica, llevada a cabo por el propio gobierno y diversas misiones religiosas, fracturó a cientos de miles de familias y desquebrajó una sociedad que hasta 1998 no pidió perdón por las atrocidades cometidas en el pasado.