Un cohete llamado Messi

Hay cosas que no cambian en elBarça. Hace más de año y medio queLeo Messi se subió a un cohete goleador. Y desde entonces vive en otra galaxia. En este tiempo, el cohete ha volado tan rápido que ha engullido en su vuelo espacial a leyendas comoPelé yMüller y monumentos históricos comoCésaren el Camp Nou. Mira al frente, y solo tiene por delante aPaulino Alcántara, el 'romperredes' filipino del Barcelona.

Apenas 68 goles le separan de aquel goleador que se convirtió en el ídolo de los niños porque en un España-Francia (1922) chutó con tanta fuerza que la pelota perforó la red. Aquel delantero, que luego se convirtió en médico, sentó las bases del Barça de la década de los 20 conSamitier,Zamora,Sagi yPiera, entre otros.

A Messi todavía no se le ha visto romper ninguna red desde que el 1 de mayo del 2005batió con una delicada vaselina a Valbuena, el portero delAlbacete, tras una gran asistencia de Ronaldinho, su ídolo. Suplió a Etoo y estuvo tres minutos en el Camp Nou. Marcó dos tantos (uno se lo anularon, otro fue legal) en sudebut oficial como goleador.

Desde entonces, la carrera del astro argentino ha destrozado todos los registros. El sábado, por ejemplo, prolongóuna racha nunca vista antes en la Liga (14 jornadas consecutivas marcando en las que ha sumado 24 goles) y alcanzó la escandalosa cifra de 37 como 'pichichi' destacado. La velocidad del coheteMessino tiene fin. Necesitó 188 partidos para marcar sus 100 primeros goles. Requirió 99 encuentros para llegar a los 200, o sea, justo la mitad. Y ahora apenas ha tenido que jugar 80 para alcanzar los301 tantos, demostrando que cada día que pasa se derrota a sí mismo. Ahora le esperan elMilan en laChampions y elMadrid en laCopa del Rey.

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