LA JORNADA DE LIGA

El Barça toma aire a costa del Deportivo (2-0)

Alexis y Messi, que ha empezado en el banquillo y ha salido para marcar su gol 40 en la Liga, acaban con el colista

Iniesta abraza a Messi y Alexis, autores de los goles del Barça

Iniesta abraza a Messi y Alexis, autores de los goles del Barça / periodico

MARCOS LÓPEZ / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con el resultado de este sábado, 2-0, el Camp Nou viviría el martes una prórroga ante el Milan. En un partido enérgico en la primera mitad, con un equipo plagado de suplentes, y apagado en la segunda parte, lleno ya de vacas sagradas, el Barça ha liquidado a un gris Deportivo y ha tomado aire. Aire de esperanza por el fútbol vibrante del inicio y, sobre todo, porque Pinto y un majestuoso Puyol, bien escoltado por Mascherano, con las piernas interminables de Alves, decisivo en ataque, fiable atrás, ha logrado terminar un encuentro sin encajar un gol.

Esa es, sin duda, la gran noticia del Barça, que se ha tomado el choque contra el Deportivo como un ensayo antes del trascendental partido de Champions. El último. No tanto por los protagonistas elegidos sino, especialmente, por la fiereza que han demostrado cuando no tenían la pelota en sus pies. Se ha parecido al viejo Barça, el de la presión, el del robo, el de los lobos, con melena algunos (Puyol) que desean dejar de ser inofensivas ovejas. Y Pinto se ha marchado sin agacharse a recoger un balón de su red.

Con un nueve clásico

A toda pastilla ha salido el Barça, como si se le acabara la vida en cada balón, con un dinamismo no visto en esas tres semanas desastrosas. Con un dibujo inusual, ya que ha jugado con un nueve clásico --Villa--, con las estrellas descansando en el banquillo --desde Messi hasta Iniesta pasando por Busquets, Piqué, Pedro y Jordi Alba-- y una intensidad defensiva no vista recientemente.

Al Deportivo, que bastante tiene con respirar, agobiado como anda en la cola de Primera, casi no le ha dado tiempo de pasar del centro del campo. Alves ha empujado en cada carrera. Thiago, resueltos algunos malos controles, se ha disfrazado de malabarista en un circo, dotando de profundidad y picardía a su artístico fútbol. Y Tello, un hombre que vive pegado a la cal, ha aprobado la oposición para jugar de titular el martes ante el Milan.

Ha sido un milagro que, pasada la media hora de partido, el Barça no ganara ya cómodamente. Ha llegado al área por las dos esquinas --Alves ha sido un extremo, pendiente, eso sí, de su obligación defensiva, y Tello ha hecho una clase especial de su oficio--, pero le ha fallado el remate, retratado en ese increíble error de Villa ante Aranzubia.

Extremos y estilo

Tanto tiempo ha tenido para pensar 'el Guaje' que ha perdido de vista el balón y al portero. Acostumbrado a ser casi infalible en sus remates de primera, Villa ha disparado al cuerpo de Aranzubia en una de las ocasiones más fáciles de su vida. Pero ha fallado. Sí, Villa, ha fallado, pero el Barça no ha dado signos de rendirse. Fiel, más que nunca, a su dibujo, abriendo el campo hasta hacerlo inalcanzable para los defensas, el equipo ha parecido reencontrarse consigo mismo, más allá de la falta de puntería.

Hay noches en que primero toca ser quien eres, aunque no puedas demostrarlo como piensas. Así ha llegado el gol de Alexis, con Alves, de punta a punta cabalgando por la banda derecha, centrando con exquisita precisión para que el tocopillano, con el ropaje de nueve falso, cabeceara con furia. Con suspense, pero el balón ha entrado.

Mala segunda mitad

Toda esa fuerza de la primera parte ha quedado en el olvido en la segunda. Ha sido un Barça más plano, inofensivo, sin la chispa de antes, a pesar de que Jordi Roura, por indicaciones telefónicas de Tito Vilanova desde Nueva York, ha ido sacando a vacas sagradas para que el partido no se le fuera de las manos: Messi, que ha entrado por un Villa que no ha superado aquel error; Iniesta, que ha suplido a Thiago, y, finalmente, Busquets, que ha ocupado la plaza de Cesc. El encuentro, eso sí, ya se había apagado.

De forma inesperada, el Barça se ha quedado sin luz ni energía, desconcertado por la depresión de esas tres semanas. De pronto, el equipo ha dejado de atacar. Tello ha dejado de ser Tello. Alexis ha corrido más en obligaciones defensivas que en el ataque. Del clásico nueve --Villa-- al Barça de siempre --con Messi de nueve--, y la rutina, de nuevo, instalada. Hasta que Iniesta ha conectado con la estrella, que ha decidido darse un paseo por el borde del área, antes de usar a Alexis como si fuera una pared --al primer toque se la ha devuelto el chileno-- para firmar una auténtica obra de arte. Un gol digno de Messi, un gol para la esperanza del martes.