El Barça, extraño en casa

El equipo será visitante en un Camp Nou donde mañana se esperan más aficionados del Athletic

marcosl fotodeldia  gra087  bilbao  28 05 2015   la salve150528205122

marcosl fotodeldia gra087 bilbao 28 05 2015 la salve150528205122 / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es una final de Copa, pero no hay ambiente de final en Barcelona. Al menos, entre los culés. En el Athletic, en cambio, hay una marea de miles de aficionados, muchos de ellos sin entrada, que invadirán mañana el Camp Nou y alrededores dispuestos a frustrar el camino hacia la perfección trazado por el equipo de Luis Enrique. Tiene la Liga, desea alzar ahora la Copa y dentro de una semana la Champions, para completar un increíble retorno al paraíso donde ya estuvo en el 2009. Pero juega el campeón de Liga en su casa, aunque no podrá evitar sentirse extraño.

Extraño será para los jugadores pisar el estadio y no ir, como hacen cada día de partido, a su vestuario porque, por historia, le pertenece por una noche al Athletic. Al ser más antiguo el club vasco, tiene ese insólito privilegio. Extraño será para Luis Enrique salir por el túnel de vestuarios y girar a la derecha para sentarse en el banquillo visitante. Suele girar a la izquierda para ir al suyo, pero ese estará ocupado mañana por Ernesto Valverde en otro caprichoso guiño del destino.

DE AZULGRANA

Caprichoso porque el actual entrenador del Athletic era, curiosamente, una de las opciones que manejó en su momento el ahora despedido Andoni Zubizarreta para suplir a Tito y luego a Tata. Pero Zubi escogió, finalmente, a Luis Enrique para pilotar al Barça. Y ahí se encontrarán mañana sus dos técnicos preferidos y él, tras el Anoetazo, en su casa, sin pisar siquiera el Camp Nou, para poder disfrutar de la obra levantada el pasado verano. Juegan los dos equipos de su vida (Athletic, de local, y Barça, de visitante, aunque llevará la tradicional camiseta azulgrana) y Zubi no estará en el campo.

«Claro que nos gustaría estar en nuestro vestuario, pero es lo de menos. Estamos en nuestra casa y lo que importa es lo que pase en el campo», subrayó Alba, convencido de que «la afición del Barça está igual de implicada o más que la del Athletic». Pero, de momento, quien tiene espíritu de final es el seguidor vasco. Se esperan más de 50.000 invadiendo pacíficamente Barcelona.

LLENO EN EL NUEVO SAN MAMÉS

Hace días que Bilbao está inundada de banderas rojiblancas, y las entradas para ver la final en seis pantallas gigantes en el nuevo San Mamés se agotaron en pocas horas. Además, hay repartidas otras 22 grandes pantallas para ver una final que se disputará en dos estadios. En el Camp Nou, donde habrá, por vez primera más aficionados del equipo rival que del propio Barça, y en la nueva Catedral, convencidos los vascos que podrán repetir el éxito de 1984 en el Bernabéu gracias a aquel gol de Endika, prólogo a una monumental y vergonzosa tangana entre los jugadores del Athletic y Barça.

En las dos últimas finales de Copa, ganaron los azulgranas: 2009 (Mestalla) y 2012 (Calderón). Hace 31 años que no logra un título el Athletic. Por eso, ha preparado la final como si fuera Berlín, su Champions. El Barça, en cambio, no alteró su rutina, pese a que no compite desde que le quitó la corona de campeón al Atlético en el Calderón.

SUÁREZ, PREPARADO

 Ha vivido el Barça , que recupera a Suárez tras superar sus molestias musculares, dos semanas de descompresión antes de afrontar ocho días increíbles. «Próxima parada: final de la Copa del Rey», escribió ayer Messi en su Facebook. «Estamos a dos partidos de hacer un triplete, nos jodería no hacerlo», dijo Alba. Desde 1963, no juega una final de Copa en el Camp Nou. Es una experiencia nueva para varias generaciones de culés, que irán desde su casa al estadio, con miles de vascos en las calles, como si el de mañana fuera un partido más. Pero no lo es.