EL CAMPEONATO DE EUROPA DE BUDAPEST

Ambición sin límites

Las 'guerreras' del waterpolo persiguen hoy frente a Holanda el título continental que les falta La selección lleva tres años disputando la final en todos los torneos que ha jugado

Una piña 8Las jugadoras atienden al técnico, Miki Oca, en un tiempo muerto ante Hungría, el jueves.

Una piña 8Las jugadoras atienden al técnico, Miki Oca, en un tiempo muerto ante Hungría, el jueves.

JOAN CARLES ARMENGOL
BARCELONA

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Si llegar es difícil, mantenerse es casi imposible. Esa es la ley que suele regir el mundo del deporte y que se aplica inexorablemente en todos los equipos campeones. Pero el de la selección española femenina de waterpolo es uno de esos casos emblemáticos en que sus jugadoras van a hacer todo lo posible para retrasar al máximo la aplicación de la fatal norma. Amparadas en un talento descomunal, una mentalidad indestructible y una capacidad de trabajo indesmayable, las guerreras afrontan hoy en Budapest ante Holanda (18.00 h., Teledeporte) su tercera gran final en tres años con la intención de mantenerse donde tanto les ha costado llegar: lo más arriba posible.

«Ahora somos el rival a batir. Llevamos tres años en la cima y todos los equipos, en buena lógica, están intentando apartarnos. Pero seguimos aguantando y continuaremos luchando para seguir en las medallas, fieles a nuestro estilo de juego», asegura Maica García, boya del Natació Sabadell y la estrella en las semifinales ante las anfitrionas, las húngaras, a las que marcó cuatro de los nuevo goles del equipo.

Todas son figuras

El jueves pasado, en la piscina catedral del waterpolo húngaro, en la isla Margarita, en medio del Danubio, en Budapest, le tocó a Maica brillar, pero en realidad el combinado de Miki Oca (seleccionador desde el 2010) es un equipo, sin estrellas pero donde todas son figuras. Un día le toca a Maica; otro a la joven de 21 años de Mataró Roser Tarragó, pichichi española en Budapest; otro día, al pajarito de la portería, Laura Ester; otro le toca a la capitana Jennifer Pareja, o a la madrileña Laura López, una de las pocas no catalanas de la selección... Pero el que brilla cada día es el equipo, que hoy buscará su tercera medalla en tres años y su primer oro continental, tras la plata de Málaga 2008.   La plata olímpica en Londres 2012 (donde nació el apodo de guerreras, emparejadas a las chicas del balonmano, que también subieron al podio en los Juegos) y el maravilloso oro mundialista del pasado verano en las Piscines Picornell de Barcelona completan el bagaje de una generación de jóvenes jugadoras (la media del equipo es de 23 años) que no se pone límites y que no tiene ninguna prisa por abandonar la privilegiada posición que ha conseguido.

«Visto en perspectiva, tiene mucho más valor mantenerse arriba que ganar un campeonato concreto o una medalla. Esa es la prueba de la ambición del equipo, y también de su cohesión como grupo. Este conjunto es un 10», asegura Maica García. Y hoy lo intentará demostrar de nuevo ante una sorprendente Holanda, que pasó a la final en los penaltis ante una Italia que le abrió la puerta con algún error de bulto. Holanda, una potencia histórica (ganó cuatro títulos europeos  entre 1985 y 1993), se subió por última vez al podio en el 2010, con una medalla de bronce.

«Holanda es un equipo muy duro en el cuerpo a cuerpo y muy ordenado tanto en ataque como en defensa», asegura Jennifer Pareja, la capitana, una de las veteranas del equipo (30 años) y una de las seis jugadoras del Europeo de Málaga del 2008 que aún siguen en la selección. Las otras cinco son Pili Peña, Ona Meseguer, Laura López, Maica García y Laura Ester. «Vamos a seguir batallando para mantenernos en la cúspide. Somos un bloque muy unido, tanto para lo bueno como para lo malo», advirtió la capitana.

Victoria de los chicos

Y mientras las chicas siguen guerreando para mantenerse arriba, la selección masculina batalla para mantenerse a flote. El nuevo combinado del nuevo seleccionador, Gabi Hernández, goleó ayer a Alemania (8-16) y se batirá hoy ante Rumanía (12.00 horas) para conseguir la séptima plaza final en el Europeo. Un objetivo muy modesto, pero necesario porque ese es el último puesto que da acceso a los Mundiales del año que viene en Kazán (Rusia).