EL PARTIDO DE LA ROMAREDA

Dos goles de Messi dan el triunfo al Barça en la Romareda

Busquets y Diogo

Busquets y Diogo / EFE / Víctor Lax

MARCOS LÓPEZ

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A la espera de que Villa rompa con su mal fario con el gol, siempre quedará Messi para calmar al Barça, acallar La Romareda, completar un inicio de temporada brutal fuera de casa (12 puntos de 12 posibles, récord absoluto) y demostrar que con un 3-4-3, el equipo de Guardiola también sabe vivir una tarde tranquila en Zaragoza.

El Barça ha ganado a medio gas, aprovechando que Ponzio se ha expulsado de manera absurda dejando a su equipo a la intemperie. En un clima hostil, terriblemente hostil, el Barça ha resistido gracias a esa zurda de Messi que vale un tesoro, mientras Villa, fiel a su cita con el infortunio, ha estrellado otro balón en la madera lleva dos goles en la Liga y tres maderas.

Empeñado como está en renovar el juego del Barça en su inacabable búsqueda de nuevos límites, Guardiola ha explorado la vía del 3-4-3, lo nunca visto. Al menos, de salida. Con tres defensas, Piqué estaba escoltado por Puyol (derecha) y Abidal (izquierda), y un centro del campo con la inclusión de Alves y Messi ubicado en la punta de ese rombo. Arriba, Villa como si estuviera en el Valencia. O sea jugando de delantero centro teniendo como alas a Pedro (derecha) e Iniesta (izquierda),. ¿Y el Zaragoza? Con todos los defensas del mundo, diríase incluso que pusieron la Basílica del Pilar delante de Doblas, su portero.

Al Barça le ha costado coger el hilo, aunque tampoco ha sufrido demasiado con esa línea de tres defensas ya que tan solo Braulio, que disparó mal, y Jarosik, en un cabezazo, se asomaron al área de Valdés. De la manera más anti Barça ha llegado el gol que ha tumbado la fe maña. Keita ha recuperado una pelota en el centro del campo y ha pillado a toda Zaragoza mirando despistada al cielo cuando Villa, en una acción colosal, ha roto con la cintura, y con su velocidad, hasta tres defensas antes de dejar solo a Messi. El mundo, al revés. Si era Leo quien debía servir a Villa fue David quien sirvió a Messi.

En la segunda parte, una tontería, la segunda en poco más de un cuarto de hora, ha enviado a Ponzio  al vestuario. Vio el argentino una amarilla por protestar en la primera mitad y nada más iniciarse la segunda se ganó la roja por una colleja a Alves. Dos acciones de futbolista inmaduro y muy poco profesional. Al Barça, sin embargo, le entró entonces una inesperada e inadmisible modorra, que generó el enfado público de Puyol, que ha soltado dos imponentes broncas a sus compañeros. Y el enfado posterior de Guardiola.

Guardiola también se ha enfadado y ha optado por cambiar de modelo. Ha bajado a Alves como lateral, ha colocado a Iniesta en el centro del campo y a Messi como delantero centro. Del 3-4-3 al 4-3-3 de toda la vida con Guardiola hasta que Messi ha despertado para silenciar definitivamente La Romareda.