Editoriales

Catalunya incumple el objetivo de déficit

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Como se esperaba, la Generalitat no pudo cumplir en el 2012 el objetivo de déficit público previsto, del 1,5% del PIB. El desfase entre los gastos y los ingresos autonómicos se elevó hasta el 2,3%, lo que significa una desviación de más del 50% sobre lo calculado. Es mucho, efectivamente, sobre todo si se tiene en cuenta que no han sido menores ni el sacrificio salarial al que han sido obligados los funcionarios autonómicos ni la disminución de prestaciones sociales. Si ni aun con el uso intensivo de las tijeras -y el auxilio final de la polémica venta de Aigües Ter-Llobregat- ha podido Andreu Mas-Colell aproximar gastos e ingresos es, básicamente, porque los segundos fueron menores de lo esperado. Y es en este punto donde hay que repartir responsabilidades: de la propia Generalitat, por descartar vías como el impuesto de sucesiones; y del Estado, por no cumplir los compromisos de transferencias e inversiones previstos en el Estatut, con los que el Govern contaba.

En cualquier caso, la atonía económica es el telón de fondo que explica este cuadro, y lo peor es que no se prevé una mejora a corto plazo, con lo que el objetivo de que en el 2013 el déficit baje al 0,7% del PIB es poco menos que una utopía. Lo peor sería que la Generalitat y el Gobierno central -que con toda seguridad también suspenderá en el objetivo del déficit del Estado, aun sin cuantificar- se enzarzasen en un cruce de reproches. No sería la mejor estrategia para obtener mayor flexibilidad por parte de la UE.