crÓnica

Patti Smith, el arma de una generación

La poetisa proto-punk ofreció un recital de alta intensidad en Porta Ferrada

Patti Smith, el viernes durante la actuación en Porta Ferrada.

Patti Smith, el viernes durante la actuación en Porta Ferrada.

JORDI BIANCIOTTO
SANT FELIU DE GUÍXOLS

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En el punto álgido de su recital en Porta Ferrada, Patti Smith alzó una guitarra eléctrica y gritó: «¡Esta es el arma de mi generación!». El rock como batidora de conciencias, a las antípodas del entretenimiento, con la trascendencia y la implicación anímica de una misa laica. La artista de Chicago ironizó durante toda la noche con el comentario de un espectador sarcástico que insinuaba si se había vuelto «demasiado profesional». Lo suyo no es un oficio, sino una misión, y uno de sus recitales pone en ridículo a las generaciones de grupos que se han atribuido etiquetas como neo-punk previo paso por la sección de moda joven de los grandes almacenes.

En el plano creativo, Patti Smith parece vivir días bajos: la fuerza con la que retomó su carrera conGone again(1996) queda atrás y no ha habido material nuevo desde el áridoTrampin'(2004). Prepara un disco para el 2011 pero, como Lou Reed o Leonard Cohen, ya no depende de la edición de nuevas canciones para salir de gira. La actuación de Sant Feliu se basó en su pentagrama clásico, pero la convicción, implicación y brutalidad con que lo defendió convirtió en insignificante toda alegación en nombre de su presente editorial. Quienes la vieron en el Palau en el 2004 saben de qué estamos hablando. Lo del viernes se situó cerca de aquella cota de intensidad, muy por encima de los sabios pero contenidos pases del Senglar Rock de Lleida (2005) y el Primavera Sound (2007).

CARNE DE LOS 70 / Arropada por su cuarteto, que incluye a los veteranos Lenny Kaye y Jay Dee Daugherty, entró en materia con los clásicos Redondo beach, Dancing barefoot yFree money. Un arranque inclemente en el que vimos a una Patti Smith muy en forma, que conserva la voz, la actitud airada y el rictus indestructible.Play with fire, de los Stones, encabezó un bloque menos físico, con los cánticos espirituales deGhost dance yMy blakean year. La cantante ha seguido estos días la pista de su admirado Roberto Bolaño, que vivió en Blanes, y a él le dedicó una canción,Beneath the southern cross. No fue la única referencia de la noche al escritor chileno.

TrasWe three llegó un aceleradoPeople who died, de Jim Carroll, precedido por un llamamiento a los caídos del rock'n'roll y más allá(«¡FredSonic Smith, Richard Sohl, los Ramones, Kurt Cobain, mi madre, mi madre, mi hermano, mi perro...!»), que fue cantado por los miembros de la banda mientras ella entraba en la platea. Inflamado el ambiente, elhit de su etapa clásica,Because the night.

EL INVITADO / Patti Smith quedó enganchada a la prosa de Bolaño sin sospechar que su hijo Lautaro tocaba la guitarra en grupos de rock. El veinteañero, con el rostro cubierto por una melena rizada a lo Slash, se sumó a la banda para tocar una pieza nueva,Black leaves, y siguió ahí en uncrescendo de alta tensión conAll along the watchtower (Dylan),People have the powery Gloria, prorrogado con un Rock'n'roll nigger rabioso en el que la cantante clamó contra «el maldito Facebook y el poder de las corporaciones». La guitarra fue el arma de su generación, pero pocos como ella conservan tanta puntería a la hora de apretar el gatillo.