LIBROS SOBRE EL MUNDO DEL 'CAVALIERE'

La verdad de Italia

'El saqueo de Roma' y 'Papi' analizan la figura de Berlusconi, mientras Enric González retrata el país a través de su capital

Polémico 8 Berlusconi, el pasado 8 de julio en Villa Madama (Roma).

Polémico 8 Berlusconi, el pasado 8 de julio en Villa Madama (Roma).

ROSA MASSAGUÉ
BARCELONA

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Roma es la ciudad, pero es también una metáfora de Italia. Es una parte muy peculiar que ayuda a entender el todo, «un país sin verdad», según escueta frase del escritor siciliano Leonardo Sciascia citada por Enric González (Barcelona, 1959) en suHistorias de Roma( RBA).

González, que ha sido corresponsal deEl Paísen Roma, cuenta, con el mismo desparpajo que él atribuye a los romanos, la Roma que aparece a los ojos de un reportero que tiene que lidiar con la búsqueda siempre sorprendente de un lugar donde vivir (el suyo, un palacio con capilla y campanario), con la burocracia oficial y la bancaria, con la incomodidad del centro urbano, con el romano que te toma por turista e intenta clavarte, y también con una monja, Sor Giovanna, pequeña pero insobornable cancerbera de la sala de prensa del Vaticano.

Y cuando el corresponsal se acerca el mundo que hay alrededor y detrás de la plaza de San Pedro, donde se supone que se traman refinadas intrigas, descubre que «la realidad es más prosaica de lo que se supone». González acaba su libro preguntándose qué es la verdad y concluye que es un concepto relativo, «como la libertad o la felicidad», algo sin lo que Roma «lleva muchos siglos viviendo bastante bien».

Silvio Berlusconi tampoco tiene problemas con la verdad. «Nunca había entrevistado a nadie que contara embustes tan obvios con tal grado de entusiasmo,» asegura Alexander Stille (Nueva York, 1957) en El saqueo de Roma(Papel de liar), donde reconoce que lo excepcional en aquel personaje es haber convertido «su capacidad para transformar la realidad en un potencial extraordinario, en una negación de límites y obstáculos y en una increíble capacidad para convencer a los demás de que compartan su mismo delirio».

Stille escribe la historia del ascenso al poder de Berlusconi desde una posición privilegiada. Es un gran conocedor de Italia pero, a diferencia de la mayor parte de los autores, críticos o hagiográficos, que han escrito sobre el personaje, no es italiano. Y esta distancia le permite abordar el objeto de su estudio con poca pasión y mucha seriedad y solvencia.

Explica cómo Berlusconi, gracias a la corrupción de los políticos, y en particular de Bettino Craxi y los socialistas, construyó su imperio televisivo, cómo lo fundió con el fútbol creando una sinergia imbatible y cómo todo ello despertó la fibra de la antipolítica que lo convertía en el «pararrayos» de dicho sentimiento.

Sacar provecho

Berlusconi fue el mayor beneficiario del viejo sistema político italiano. «Es difícil pensar en alguien que sacara mayor provecho», escribe Stille, pero esto le ponía también en situación de víctima del chantaje de estos mismos políticos a los que untaba tan generosamente. De ahí el salto a la política.

Stille escribe un libro demoledor y al mismo tiempo deprimente y alarmante. Lo primero, porque reconstruye con gran minuciosidad todos y cada uno de los pasos, prácticamente todos fuera de la ley, en el ascenso del empresario a político, en lo que parece un catálogo de delitos, faltas, abusos y malas prácticas.

Deprimente, porque revela una Italia que cierra los ojos a tantos desmanes, que no reacciona, que no se escandaliza por nada, mientras le sigue aupando al poder.

Papi, de Marco Travaglio, Peter Gomez y Marco Lillo ( Duomo), es otro libro deprimente. Complementa al anterior al abordar la patética vida personal de Berlusconi en los últimos tres años, hecha de escándalos con chicas jóvenes. Dos libros desmoralizadores pero que conviene leer porque la historia de la decadencia de la democracia italiana y el asentamiento del populismo que trazan es reproducible en otros lugares.