El Tour de Tim Krabbé

El Tour de Francia ya ha pasado los Alpes y ya huele los Pirineos. En algún lugar entre ambas cordilleras está el monte Aigoual, escenario donde el joven escritor Tim Krabbé se descubrió a sí mismo en los años 70 a base de sufrimiento, sacrificio y sudor. De una carrera ciclista para aficionados, de una batalla entre un puñado de locos de la bici de media Europa nació en 1978De renner, una de las novelas holandesas más exitosas, la primera que tendió puentes entre deporte y literatura.

Ha tenido que esperar Krabbé 32 años para que se tradujera su obra más famosa al castellano bajo el títuloEl ciclista(Los Libros del Lince) y, como si se tratara de una persecución para recuperar el terreno perdido, ha alcanzado el éxito enseguida, con una tercera edición en marcha tras apenas un mes en librerías. «Es increíble que un libro tan antiguo aún tenga tanta vida. Y me enorgullece enormemente que un país de una historia ciclista tan grande como España lo publique. Mejor tarde que nunca», dice Krabbé, que en su país ha publicado una decena de novelas, ninguna otra sobre deportes.

El ciclistason solo 152 páginas, pero forman un largo esprint vertiginoso, rápido y virtuoso, lleno de emociones, de la miel del triunfo que en pocos segundos pasa a la amargura de la derrota. En el deporte, y también en la vida. «La literatura y el deporte no son excluyentes», dice Krabbé. «Durante mucho tiempo, los intelectuales decían que el deporte era para tontos, pero eso ha cambiado hace tiempo». Desde su publicación, Holanda construyó una amplia biblioteca de literatura deportiva, una tradición muy anglosajona. «Yo no me esperaba tanto éxito, que se convirtiera en un libro de culto», admite el autor, para quien el ciclismo es el mejor deporte para pasar al papel: «Tiene algo heróico que no se encuentra en los deportes con el balón».

Piernas y mente

La novela se basa en una experiencia de Krabbé, ciclista aficionado durante años. Mientras sus piernas pedalean y pelean desesperadamente por el triunfo en el Tour de 1977, su mente se debate entre el pasado, con diferentes vivencias personales, y el presente, analizando a cada rival en carrera. Años después, Krabbé, buen jugador de ajedrez y hermano de un famoso actor holandés, dejó de ir en bici, hasta que en el 2003 le homenajearon en el monte Aigoual por el 25º aniversario deEl ciclista. «Pesaba 110 kilos y decidí volver a entrenar». Ahora, a los 67 años, aún disputa carreras. Y sigue escribiendo.