Los científicos empiezan a usar partículas cósmicas en Fukushima para examinar los reactores

La Administración y la opinión pública japonesa viven de espaldas a las noticias sobre la central nuclear y las emisiones radiactivas

Análisis de radiactividad cerca de Fukushima, en el 2011.

Análisis de radiactividad cerca de Fukushima, en el 2011. / KKH/ROB/AS/SN

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / BARCELONA

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La central nuclear de Fukushima ha comenzado a realizar experimentos con partículas cósmicas para ver el interior de los reactores, paso clave para poder retirar en el futuro el combustible radiactivo que contienen, confirmó este viernes a EFE el operador de la planta. La retirada del combustible parcialmente fundido del interior de las unidades de fisión 1, 2 y 3 es la operación más compleja y delicada dentro del largo proceso para desmantelar la central, que durará unos 40 años. La planta golpeada por el terremoto y tsunami del 2011 es una amenaza latente que en cualquier momento puede dar un disgusto, pero nadie habla en Japón de Fukushima. Tokio, y sus 30 millones de habitantes, vive de espaldas a Fukushima pese a encontrarse a unos 270 kilómetros. Ante la imposibilidad de trasladar a la población, la opción escogida da la sensación que es eludir el asunto.

Una página web informa de la evolución de los niveles de radactividad en Tokio. Todo parece normal, aunque algunas voces críticas aseguran que los detectores están situados a unos 20 metros de altura con lo que reducen los niveles detectados. No hay contadores geiger a la vista en ninguna parte, ni siquiera en el Museo de la Ciencia de Tokio. Preguntado uno de los responsables del museo, admite que no existe ningún detector de radiactividad y que el único área sobre el tema está en un extremo de la planta superior. No aporta ninguna información sobre Fukushima y a nadie parece interesarle. En la planta principal, una exposición sobre las heces atrajo la atención mayoritaria del público el pasado verano.

Ante la imposibilidad de reacción, la Administración y la opinión pública japonesa parece haber relegado el tema Fukushima en las agendas. Todo está en manos de Tokyo Electric Power (Tepco), operadora y propietaria de la planta. 

MUONES

Hasta ahora, la altísima radiación que hay dentro de los tres reactores por culpa de la fusión parcial ha hecho que estas instalaciones resulten inaccesibles, lo que impide a los técnicos conocer cuál es el estado exacto del combustible. Tepco comenzó a hacer pruebas este jueves con el reactor 1, alrededor del cual ha instalado unos dispositivos desarrollados por High Energy Accelerator Research Organization, un laboratorio nipón especializado en física de partículas. 

Estos aparatos detectan la presencia en el aire de partículas conocidas como muones (que se generan cuando partículas subatómicas procedentes del espacio exterior entran en contacto con la atmósfera terrestre) y cómo éstas modifican su trayectoria cuando tocan el uranio y el plutonio de los reactores. Esta tecnología permite generar una imagen del interior de las unidades similar a una radiografía y se ha utilizado con éxito para hacer lo propio en la central de Tokai, situada en la prefectura japonesa de Ibaraki (al norte de Tokio). Tepco planea recopilar los datos de estos dispositivos durante un mes y anunciará los primeros resultados en marzo.

EFECTOS DE LA RADIACIÓN

Los efectos de Fukushima se han dejado notar en Japón, pero no se difunden demasiados estudios sobre las consecuencias en la población. El servicio de distribución de noticias científicas 'Eurekalert! publicó en su día un demoledor informe en el que alertaba de los efectos de la radiación en plantas, insectos y animales. También en el arroz y el pescado en zonas próximas a la central. Pero no existe excesiva información publicada sobre los niveles de radiactividad, salvo un muy divulgado estudio en el que se aseguraba que Tokio había conseguido niveles menores que los existentes en la mayoría de las grandes ciudades del mundo. 

DEMOLICIÓN

La lucha contra la radioactividad en Fukushima sigue. El Gobierno japonés decidió demoler 1.080 casas en la prefectura de Fukushima esta semana por el deterioro de los inmuebles y a pesar de que se habían sometido a tareas de descontaminación radiactiva. Las viviendas se encuentran en la "zona de exclusión", el radio de 20 kilómetros alrededor de la planta de Fukushima donde las autoridades impusieron la prohibición total o parcial de acceso en función de los niveles de radiación.

RESTRICCIONES

Desde la catástrofe nuclear, el Ejecutivo central lleva a cabo en este área tareas de descontaminación destinadas a retirar los residuos radiactivos emanados de la planta. El Gobierno ha decidido ahora demoler un millar de casas cuyos habitantes permanecen evacuados, la mayoría de ellas (870) ubicadas en el municipio de Naraha, y después de haber completado las tareas de descontaminación en estos inmuebles. Las autoridades han optado por esta medida tras comprobar que las viviendas habían sufrido un gran deterioro debido a su abandono durante casi cuatro años. Casi 50.000 residentes de los municipios ubicados dentro de la "zona de exclusión" continúan evacuados debido a las emisiones radiactivas. Desde abril de 2014, el Ejecutivo japonés ha levantado las restricciones de acceso a dos de los municipios dentro de dicha área pero más lejanos a la central y considerados seguros después de haber sido descontaminados. Las emisiones radiactivas y vertidos de agua contaminada resultantes aún mantienen evacuadas a miles de personas que residían junto a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la pesca, y la ganadería local.