programa copérnico de la agencia espacial y la comisión europea

Europa estrena una nueva flota de satélites para monitorizar la Tierra

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará esta semana el Sentinel 1, el primero de una nueva flota de satélites que esperan revolucionar la vigilancia ambiental, la gestión de los rescates en caso de catástrofe, el análisis del hielo marino y la planificación de las cosechas, entre otros muchos sectores. Si se cumplen las previsiones, el Sentinel 1 despegará el jueves desde el puerto espacial de Kurú, en la Guayana francesa, para una misión que se prolongará durante siete años. Los datos que obtenga, que abarcarán toda la Tierra, no solo Europa, serán de acceso gratuito.

La flota Sentinel, constituida por un total de seis ingenios que se lanzarían en los próximos seis años, forma parte de Copernicus, el segundo programa aeroespacial más ambicioso de la Comisión Europea (CE) después de la red de telecomunicaciones Galileo. La ESA se encarga del diseño, la construcción y el lanzamiento, pero una vez en órbita la gestión corresponderá a la CE.

El gran atractivo de los dos primeros Sentinel, que trabajarán de forma coordinada, es el radar que llevan a bordo, llamado SAR (iniciales en inglés de radar de apertura sintética), una herramienta de observación a prueba de nubes y que funciona incluso cuando cae la noche. Este detalle es especialmente interesante para vigilar áreas que permanecen mucho tiempo en la oscuridad, como las regiones árticas, o para situaciones de emergencia por condiciones meteorológicas violentas.

MÁSTIL DE 12 METROS / El SAR, un mástil de 12 metros heredero de sistemas similares de las anteriores misiones Envisat, «podrá tomar fotos de las zonas afectadas por una catástrofe con una resolución de hasta 10 metros y enviarlas a los equipos de socorro en cuestión de pocas horas», pone como ejemplo la ESA. En esencia, lo que hace el radar es emitir microondas hacia la superficie terrestre y recibir los ecos. Lo de apertura sintética significa grosso modo que su funcionamiento se ha adaptado a la altitud de la órbita, unos 700 kilómetros, y a la enorme velocidad del satélite. Parte de los elementos se han fabricado en la factoría de Thales Alenia Space en España.

La precisión del radar permitirá también comparar el nivel del agua en imágenes tomadas antes y después de una lluvia torrencial, dice Glenda García-Santos, investigadora española que trabaja en la Universidad de Zúrich (Suiza) y que actualmente ya emplea datos satelitales para analizar la ecohidrología en la isla canaria de la Gomera. «Será importante para obtener mapas de inundaciones», resume. El radar también está preparado para monitorizar de forma rutinaria las rutas marítimas, los vientos y el oleaje.

Cuando se ponga en funcionamiento su gemelo Sentinel 1B (o Sentinel 2), ambos trabajarán simultáneamente con una separación en órbita de 180 grados, lo que garantiza un sobrevuelo de cualquier rincón del planeta una vez cada tres días, como mínimo, aunque en el caso del polo será 14 veces cada 24 horas. La precisión será tan elevada que los datos servirán para trazar mapas antes y después de desplazamientos de Tierra o de terremotos.

El Sentinel 1, que llegó a la Guayana hace un mes, ha pasado todas las verificaciones pertinentes y ahora, tras haber sido cargado de combustible y presurizado, ya está listo para su despegue a bordo del cohete lanzador Soyuz.