Belleza

Durante siglos se ha discutido si la belleza es solo una propiedad que atribuimos a lo que nos da placer. Se lo han planteado diferentes filósofos y ahora es un objeto de investigación sobre la forma en que grupos de personas relacionan estos conceptos. Es lo que han querido analizar unos investigadores de la Universidad de Nueva York. Defienden que sus resultados en parte confirman y en parte contradicen lo que afirmó Immanuel Kant, el gran filósofo alemán, hace más 200 años.

Los experimentos fueron realizados con 62 individuos del entorno de la universidad a los que se les hicieron preguntas sobre sus percepciones al ser estimulados visualmente, de manera visual (imágenes), táctil (un oso de peluche) o por el gusto (un caramelo) con objetos banales (como un mueble de Ikea) o con contenido estético. Les preguntaron si encontraban que el objeto contenía algún tipo de belleza. Durante las observaciones, a veces, les distraían para tratar de estudiar si para decidirse es necesario que lo pensaran. Concluyen, como lo había hecho Kant, que, por considerar algún objeto portador de belleza, es necesario haber reflexionado y no es solo la consecuencia de un cierto placer, aunque puede depender de la intensidad del mismo.

Los autores argumentan que solo hay que ver lo que nos gastamos en cosméticos o leer la literatura para deducir que la belleza es uno de los motores de la historia y de la economía. Es por tanto importante saber cómo atribuimos esta propiedad a un objeto y si siempre está asociada a lo que nos da placer. Concluyen que esta asociación no es automática, sino que necesita una cierta elaboración mental, que es lo que defendía Kant. Quizá por eso el concepto de belleza puede ser diferente en diferentes culturas o individuos. A veces vemos a gente embobada con objetos (incluso muebles modernos) que a otros no les impresionan mucho. Pero es muy posible que la búsqueda de la belleza y del placer sean formas relacionadas, filtradas por la experiencia y la cultura, de acercarnos a lo que algunos filósofos han llamado una buena vida.