Teoría para el año nuevo

Me han explicado más de una vez que «no hay nada más práctico que una buena teoría». Y quizás, a pesar del contrasentido que esconde, el refrán demuestra una gran sabiduría. Intentar dar consejos sobre qué acciones concretas sería necesario cambiar en nuestras vidas de cara a hacer una humanidad más sostenible es tan complicado que podría ser inacabable. En función del lugar donde vivimos, del trabajo, de la familia, de los conocimientos o de los amigos, podríamos rebajar la potencia eléctrica, hacer servir papel reciclado, ahorrar agua, utilizar más el transporte público, separar mejor los residuos...

Bill Mollison, uno de los creadores del concepto permacultura, nos propone una buena teoría que puede orientar la práctica de cada día. Basta con recordar tres ideas básicas que se entrelazan. La primera consiste en cuidar el bienestar de las personas; las cercanas y las más alejadas. La segunda consiste en trabajar para mejorar el medioambiente en el que vivimos, teniendo en cuenta que no podemos gastar aquello que no tenemos ni podemos pedir un avance como si fuera una hipoteca. Y la tercera, compartir los excedentes con los menos afortunados. Es fácil imaginar acciones concretas: comprar regalos inmateriales, participar en la limpieza de un espacio natural o colaborar con el Banco de Alimentos. Se trata de potenciar en nuestro alrededor las dimensiones sociales, ambientales y éticas. La una sin las otras, no tiene ningún sentido. Y por cierto, aunque hoy sea el día de los Santos Inocentes, no es broma: no hay nada más práctico que una buena teoría.

Jefe de Sección de Prevención de Residuos del Àrea Metropolitana de Barcelona