Mas reitera que el 9-N precisa tener "garantías"

Mas y Ortega, con los dirigentes de Òmnium, la AMI y la ANC, el miércoles.

Mas y Ortega, con los dirigentes de Òmnium, la AMI y la ANC, el miércoles.

RAFA JULVE / BARCELONA

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Dulce resaca de la Diada para Artur Mas, «orgulloso» de la multitudinaria V que reclamó en Barcelona poder votar el 9 de noviembre. Dulce pero también comprometedora resaca. Centenares de miles de catalanes exhibieron el jueves su apoyo al plan soberanista del Govern de la Generalitat. Ahora le toca al president dar el paso, y no lo tiene fácil porque transita bajo los focos independentistas pero también bajo la lupa del Ejecutivo central. Un traspié hacia un lado o el otro y su futuro político y el de su partido se van al traste. Por eso ayer volvió a nadar entre dos aguas al comprometerse a llamar a las urnas pero, eso sí, no de cualquier manera. Con «garantías».

«Votaremos seguro. Otra cosa es en qué condiciones se podrá hacer, que no depende de nosotros», afirmó en una entrevista en RAC-1. Animada por el éxito de la manifestación del Onze de Setembre, la presidenta de la Assemblea Nacional de Catalunya, Carme Forcadell, ya instó el mismo jueves al líder de CiU a «sacar las urnas a la calle» el 9-N aun a riesgo de desobedecer al Gobierno de Mariano Rajoy y a una eventual sentencia contraria a la ley de consultas por parte del Tribunal Constitucional. Lo mismo exigen partidos como ERC y la CUP resumido bajo la expresión «desobediencia civil». Pero Mas, pese a subrayar que su proyecto sale reforzado tras la manifestación de anteayer, suavizó el ímpetu de parte del bloque proconsulta al advertir de que «si no se hace bien [el plebiscito], caerá como un bumerán» sobre quienes lo impulsan.

AVAL INTERNACIONAL / Esas «garantías democráticas» que solicitó Mas pasan por organizar una consulta que asegure una apreciable participación, en la que se expresen tanto el  como el no y que obtenga el aval internacional. «Ahora tenemos pregunta y fecha. Nos falta la respuesta. Tenemos que ser capaces de tener una respuesta y que no se pueda poner en cuestión el resultado. Esto es responsabilidad de todos los implicados. ¿De que serviría haber hecho todo esto si después la respuesta no es válida o aceptada?», aseveró.

Todo ello le resultaría más fácil al Govern si contara con el plácet del Ejecutivo de Rajoy, pero el propio Mas dejó entrever que no espera que este mueva ficha (el pensamiento más optimista que deslizó fue decir que el Constitucional podría levantar una eventual suspensión de la ley de consultas pocos «días» después del recurso del Ejecutivo del PP y así permitir el plebiscito). Ese «votaremos seguro» pero «con garantías», por tanto, también puede interpretarse como un aviso de posibles elecciones anticipadas, como ya sospechan la mayoría de partidos de la oposición.

De esos comicios no quiere oír hablar ERC. Su portavoz adjunto, Oriol Amorós, también aprovechó el «mensaje» que lanzó la V de la Diada y llamó al resto de partidos que impulsan el 9-N a permanecer «fuertes y perseverantes» para cumplir con su compromiso. Dolors Camats, coordinadora de ICV, abundó en las «garantías» expuestas por Mas para que la consulta tenga «reconocimiento interno y externo», pero advirtió a Rajoy de que la «presión» recae también sobre él, pues no debe «menospreciar» la exitosa manifestación del Onze de Setembre.