SUCESO TRÁGICO EN EL BAIX LLOBREGAT

Un vigilante muere en Castelldefels al retener a un camorrista habitual

Una mujer enciende una vela junto al lugar de la agresión ayer.

Una mujer enciende una vela junto al lugar de la agresión ayer.

ANTONIO BAQUERO / CRISTINA BUESA
BARCELONA

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Flores y velas rojas junto a una columna para marcar el lugar de la tragedia. Allí, en la plaza situada ante la estación, Rafael G., el único vigilante de seguridad de esa parada de Rodalies, falleció ayer pasadas las 6.30 de la mañana al intentar inmovilizar a un vándalo con numerosos antecedentes por peleas y lesiones que estaba provocando altercados en un tren y en el recinto ferroviario. Aunque no se descarta que un paro cardiaco provocado por el estrés de la agresión haya podido acabar con la vida de la víctima, esta presentaba graves heridas, sobre todo en el rostro, producto de los golpes recibidos por parte del agresor. La autopsia deberá determinar si fueron esas lesiones la causa de su fallecimiento.

Pasaba de las seis de la mañana cuando el vigilante, de 44 años de edad y trabajador de la empresa Prosegur, recibió el aviso por radio. Uno de los viajeros del tren procedente de L'Hospitalet acababa de tirar de la anilla que activa el freno de emergencia obligando al ferrocarril a pararse repentinamente cuando entraba en la estación de Castelldefels. Era una gamberrada más de un joven que durante el trayecto ya se había enfrentado a varios viajeros.

Según fuentes cercanas al caso, los dos vigilantes que iban dentro del tren intentaron atraparlo -activar el freno sin motivo es delito- pero el joven, que volvía de una noche de fiesta, iba sin camiseta y con visibles síntomas de estar fuera de sí por el consumo de alguna droga, logró forzar una puerta y saltar a la vía. De ahí, alcanzó la estación, donde Rafael G., alertado por sus compañeros, le reprendió y, tras perseguirle por el recinto, le dio alcance con intención de retenerlo, lo que produjo un primer forcejeo. Tras esa primera pelea, el joven logró zafarse, salir corriendo y abandonar la estación saltando una valla, aunque perdió la chaqueta en la fuga.

REPARTIDORES DE PRENSA / Instantes después, regresó a la estación a por la prenda, lanzándose para arrebatársela a Rafael G. De repente, durante el forcejeo, en el que recibió varios golpes, el vigilante se desplomó. El agresor fue retenido por dos repartidores de prensa que en ese momento dejaban sus diarios en el quiosco de la estación y que le inmovilizaron hasta la llegada de los agentes de la Policía Local de Castelldefels.

Tan pronto como llegaron, los médicos de las dos ambulancias del Servei d'Emergències Mèdiques (SEM) comenzaron a efecuar al vigilante un masaje cardiaco para intentar reanimarlo. Sin éxito. Rafael, padre de un hijo, había fallecido. Fuentes del SEM señalaron que la víctima presentaba varias lesiones producidas por los golpes, entre ellas, una fractura nasal.

Fuentes sindicales señalaron a este diario que Rafael G. tenía el tabique nasal destrozado y hundido a causa de uno de los golpes que le propinó el agresor. Según los testigos, el agresor estaba como loco. «Venía fuera de sí, daba pánico oír sus gritos», comentó el dueño de un bar de la plaza de la Estació.

FAMOSO EN LA LOCALIDAD/ El agresor fue entregado por la Policía Local de Castelldefels a los Mossos, que lo identificaron como Sergio M. G., de nacionalidad española y vecino de esa localidad. Al meter su identidad en la base de datos policiales, los agentes descubrieron que el musculoso joven que tenían delante acumulaba, pese a sus escasos 20 años, un abultado historial por lesiones y peleas. El alcalde de Castelldefels, Joan Sau, señaló que el detenido era conocido en la localidad por sus arrebatos violentos. El joven fue trasladado a la comisaría de Gavà, donde está retenido a la espera de pasar a disposición judicial.

Los agentes del Àrea Territorial d'Investigació (ATI) de la Regió Metropolitana Sud se han hecho cargo de la investigación de lo ocurrido, aunque ahora todo pivota en torno a los resultados de la autopsia. Ese examen forense deberá determinar si Rafael G. murió por los golpes recibidos en el curso del forecejeo con el detenido o bien si la causa del fallecimiento fue una parada cardiaca.

Habituales de la estación quedaron afectados al conocer la noticia de la muerte de Rafael G., que llevaba tiempo en esa parada. «Era un hombre muy conocida y muy amable y afable con los pasajeros», dijo el dueño del bar Boga Boga.