UNA HISTORIA DEL SUBURBANO

Una placa para el tenor del metro

Un maquinista jubilado inicia una campaña para que se recuerde a Ramon Julibert en la estación de paseo de Gràcia, donde cantó ópera durante medio siglo

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Ramon Julibert pasó más de media vida cantando ópera en el andén de la estación de metro de paseo de Gràcia. Fue durante décadas -acudió a su particular Liceu durante cerca de 50 años- un personaje familiar para los miles de usuarios diarios del transitado lugar. Siempre estaba allí, entonando; aunque pocos viajeros, casi ninguno, conocían su nombre. Casi todos le miraban, era imposible no hacerlo. Pese a su discreción, sus escalas llenaban la espera. Contaba con un público de máximo tres minutos y cambio. Vuelta a empezar. Aunque, quienes le conocieron, cuentan que lo que hacía Julibert no era actuar sino ensayar para la gran función de su vida, sin saber que sus arias cotidianas fueron para muchos la breve banda sonora de la Barcelona suburbana.

Algunos le pagaban su recital, inesperado para los viajeros de un día y cotidiano para los habituales. Ni que fuera con una sonrisa. Otros -el metro a las nueve de la mañana puede ser un lugar hostil- le ignoraban o le trataban de excéntrico. Lo era.

Siempre trajeado, Julibert pasaba las horas bajo tierra en el mismo rincón, en la línea tres, en el andén sentido Montbau. "En la cabeza de vía", recuerda Agustín Liébana, maquinista del metro de Barcelona que dio vida a esa línea durante más de 30 años, jubilado hace un lustro.

Pese a que Julibert falleció a los 84 años en diciembre del 2013, en los últimos días su imagen ha vuelto a la memoria de muchos barceloneses gracias a la campaña iniciado por Liébana casi sin proponérselo en las redes sociales. "Como ya estaba jubilado, no me enteré de su muerte -explica el maquinista-; pero cuando este verano me enteré de la defunción por el grupo de Whatsapp que tenemos varios trabajadores del metro jubilados, pensé que tenía que hacer algo".  

COMPAÑEROS DE LÍNEA

E hizo lo que le pidió el corazón: colgar en su página personal de Facebook un sentido escrito pidiendo al Ayuntamiento de Barcelona una placa recordando al tenor, con quien había compartido a su manera lugar de trabajo durante décadas. "En pocos días la publicación ha tenido más de 2.800 comparticiones. Es increíble el efecto dominó. Realmente demuestra que para mucha gente el señor Julibert forma parte de la historia de la ciudad, que merece un reconocimiento", apunta el maquinista jubilado.

Con su aire misterioso, Julibert forma parte de la memoria de esa otra historia de la ciudad de la que poco se escribe, pese a suceder en uno de los puntos más céntricos de la ciudad, bajo la Casa Batlló. "Me sentía identificado con él. Los conductores del metro pasamos muchas horas solos en la cabina, bajo tierra. Estamos allí pero nadie nos ve", prosigue Liébana.  

AGUA Y CARAMELOS

"Fueron muchos años en los que, cuando estaba a punto de llegar a la estación de paseo de Gràcia, deseaba encontrar el semáforo en rojo para poderme parar un poco y charlar con él. A veces le daba caramelos de eucaliptus, para la voz, y otras le bajaba agua. Sobre todo los últimos años, cuando se veía más apagado", recuerda Liébana, quien apunta que, aunque el semáforo estuviera verde, al pasar por la céntrica estación siempre se buscaban con la mirada y se cruzaban una sonrisa. "Las básculas antiguas que había en la estación, con luces, hacían de decorado de su particular escenario", prosigue, emocionado, el hombre que condujo trenes durante más de 30 años. Después cambiaron las básculas y pusieron otras más modernas, y finalmente las quitaron, por el incivismo, recuerda el maquinista. "Todo iba cambiando y él seguía allí. Merece ser recordado. No pido mucho, una placa. Y no soy yo, no paro de recibir mensajes en Facebook de personas que se suman a la petición", prosigue.

No es la primera vez que se impulsa una campaña similar. Tras su muerte, se inició una recogida de firmas en internet con la misma petición que no llegó a buen puerto.

La mayoría de detalles sobre quién era Julibert se conocen hoy gracias a Joan Vall, quien, tras verlo durante años en la estación, como tantos barceloneses, decidió rodar el documental sobre su vida 'L'home del metro', estrenado en octubre del 2014Vall rodó 10 horas de entrevistas en los últimos años del singular artista, que han servido a muchos para conocer quien había detrás del tan entrañable como misterioso personaje.