Una Mercè francesa hasta en la lluvia

La tormenta chafa la primera gran noche de la fiesta, pero no impide que Olivier Grossetête enamore con su arquitectura efímera en la Ciutadella

CARLES COLS / BARCELONA

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Hasta la climatología es 'très parisienne' en esta Mercè 2016 en la que la ciudad invitada es la de la luz, vamos, un asco para hacer planes en el aspecto meterológico. Ya de entrada se han cancelado el viernes por la lluvia numerosas actividades, entre ellas la actuación de Ramon Mirabet en la playa del Bogatell. Pero que la Mercè sea 'très parisienne' también es un lujo si de lo que se trata es de contar con una edificante representación de las artes escénicas de París. Lo de edificante es, además, literal, pues la primera gran jornada de la fiesta mayor de Barcelona (pregón al margen) ha comenzado en la Ciutadella con varias decenas de barceloneses voluntarios (basta pasar por ahí y sumarse) y a las órdenes de Olivier Grossetête, que con cajas de cartón levanta puentes y edificios de hasta 30 metros de altura. Esto es participación ciudadana y lo demás son puñetas.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El 'show' de\u00a0Grosset\u00eate tiene\u00a0","text":"El 'show' de\u00a0Grosset\u00eate tiene\u00a0un aire de b\u00edblica Babel, muy oportuno para esta Barcelona que cada d\u00eda se parece m\u00e1s a Baibilonia y sus apodos"}}La Ciutadella es un espacio Mercè muy joven, nacido como gran escenario de la cita anual con la patrona de la ciudad en el 2014, ayer mismo si de tradiciones se trata, y resulta que dos años después se ha convertido ya en la plaza mayor de la fiesta mayor, una metamorfosis lógica si se tiene en cuenta que, poco o mucho, es todo el año el lugar de encuentro de los del taichí, de los funambulistas, aunque sea solo a un metro de altura, de los malabaristas con mazas y pelotas, de los de la capoeria, de los de las pompas de jabón que te dejan el niño listo para el aclarado en la ducha, de los de las congas, de los del monociclo, de los del diábolo…. Y luego están los del segway, los lateros, los que cazan pokémons junto a la puerta del zoo, los que sestean… Total, que con este 'bosco' como lienzo de fondo los edificios efímeros del artista francés han comenzado a levantarse en la Ciutadella de forma muy simbólica en esta Mercè 2016. “À droite, un peu à droite…”, jalea Grossetête, y por si acaso su ayudante traduce con acento de inspector Clouseau, “a la deguecha, todos a una”, pero el de la punta no lo pilla, porque se hace el sueco o porque lo es. En resumen, una gran Babel, divertida y festiva, pero Babel, la Babilonia bíblica, para algunos el sobrenombre que se merece Barcelona, ¡glups!, "la gran ramera y de las abominaciones de la tierra", según el Apocalipsis, pero esa es materia para otro día, porque durante la fiesta mayor se puede hacer un paréntesis y no hablar de desahucios, de la turistofobia, de esa pornográfica exhibición de riqueza de los yates de lujo en el Port Vell a la vista de una ciudadanía cada vez más empobrecida, de las…, bueno, ya saben, todo eso.

UN PUENTE CULTURAL

A lo que íbamos. Es fiesta mayor y hay ganas de ella. Caen las primeras gotas en la Ciutadella y Grossetête y sus entusiastas albañiles logran, pese a ello, poner en pie un puente que cruza el paseo de los tilos. La gente aplaude. Suena un trueno, como tres segundos después del rayo. ¡Uffff! Se supone que representa la unión entre Barcelona y París (el puente, no el tormentón), pero, si así es, habrá que aceptar que los viajes culturales de aquí para allá no han sido equitativos, porque Josep Maria Flotats no cuela como saltimbanqui o bululú, aquellos comediantes solitarios que iban de pueblo en pueblo y ellos solos eran todos el espectáculo (eso lo hizo, se acepta la enmienda, cuando regresó a Barcelona con su celebrada obra “abraonant-se a sobre meu...”), así que puede que la mayor aportación catalana a los espectáculos cabareteros o de feria ambulante de París haya sido en realidad Le Pêtomane, Josep Pujol (1857-1945), algo muy cochino, porque lo suyo era el control de las ventosidades. Era capaz de interpretar ‘Claro de luna’ con el culo, eso cuentan las biografías, pero lo que viene al caso es el que fue su gran consejo para cualquiera que tuvera que actuar delante de un público, como ahora en la Mercè: "Un artiste doit savoir se lácher sur scène". Un artista debe relajarse en el escenario. Mira quién fue a hablar.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Los\u00a0puentes culturales de bulul\u00fas","text":"\u00a0entre Barcelona y Par\u00eds\u00a0son desiguales. Flotats no cuenta como bulul\u00fa. \u00bfO s\u00ed?"}}

El lector sagaz habrá concluido ya que esta excursión en el pasado tendrá un motivo, y no es otro que ese tránsito cultural francés que ha llegado a Barcelona con motivo de la Mercè se ha enfrentado en la tarde del viernes a la ingrata meteorología otoñal de Barcelona. Fue culminar Grossetête su espectacular puente y comenzó a llover a cántaros. No importa mucho, porque el sábado y el domingo repetirá, con obras distintas y más altas aún, pero a más de uno se le ha quedado cara de pasmo, porque la oferta lúdica y cultural de la Ciutadella era realmente apetitosa. Ahora bien, para pasmo el vivido en un rincón del parque, en una de aquellas sendas que conducen al lago. Al final de ella, casi al lado del agua, se ha instalado la compañía L@s Estereo, una pareja que con un coche como principal atrezzo representa cómicas situaciones automovilísticas. El aforo es limitado, así que una vez lleno el improvisado microanfiteatro, el público del próximo pase tiene que esperar, y allí ordena la fila algo así como una azafata. A media tarde, sin embargo, no había cola, por lo que ella misma lo buscaba. "¿Pero esto qué es? ¿Es la promoción de una marca de coches", pregunta una señora que arruga la nariz.

El sábado será otro día. Si el otoño quiere.