Turismo de distritos

Más del 40% de los visitantes que llegan a Barcelona ya han estado anteriormente en la ciudad y han devorado sus principales atractivos turísticos. Algunos, repetidas veces. Turismo de Barcelona es consciente de que para mantener el tirón internacional es necesario ofrecer nuevos puntos de vista de la capital catalana, que sigan enamorando a los viajeros; mientras que el ayuntamiento sabe que no se puede permitir concentrar su efervescencia turística en el centro, a riesgo de colapsarlo. Y también ve en la descentralización una buena oportunidad para repartir esta creciente fuente de riqueza.

La solución, como ya definió el plan estratégico del turismo, pasa por redistribuirlo por el mapa local. Una asignatura que la ciudad ha empezado a potenciar con la creación de los Planes de Turismo de Distrito que ayer se presentaron para dinamizar zonas de la ciudad con un potencial aún virgen. Hay pastel para todos, y primeros pasos ya dados, como nuevas rutas del centro hasta rincones de zonas tan dispares como el núcleo histórico de Horta o la zona tecnológica de Sant Martí.

ICONOS, NODOS Y PUNTOS // Que quede claro, insistió ayer Pere Duran, director de Turismo de Barcelona, que el objetivo no es crear una gran guía turística de los distritos. La hoja de ruta consensuada con vecinos y entidades parte de más de 80 reuniones en las que se ha radiografiado la ciudad e identificado 19 iconos (referentes que distinguen a Barcelona en el mundo), 40 nodos (lugares que vertebran a su alrededor atractivos turísticos o que tienen interés global, como los núcleos históricos de algunos barrios), 205 puntos de interés ciudadano que muchas veces ya son parte de itinerarios turísticos de ciudad, y 307 de interés de distrito que ayudan a relatar su singularidad y tienen interés desde el punto de vista arquitectónico, industrial, cultural, deportivo o como mirador, por ejemplo.

El objetivo es dar visibilidad a estos tesoros locales, y no solo para viajeros con inquietudes, sino también cara al ciudadano que quiera adentrarse en barrios poco frecuentados habitualmente.

A resultas del chequeo, se evidencia que Ciutat Vella y el Eixample son las zonas de mayor concentración, pero también que el resto de distritos tiene sus propias joyas a propulsar. Pero Duran no quiere empezar la casa por la ventana, y pretende trabajar previamente sobre la movilidad, posibilidad de actividad económica y gancho de cada punto antes de programar un producto turístico o promocionarlo. «Hay que hacerlo sin prisa pero sin pausa», destaca. El primer paso concreto ha sido la creación de dos nuevas rutas para viajeros que despegarán en Semana Santa y permitirán conocer en tres horas y saliendo en minibús de la plaza de Catalunya puntos de Horta-Guinardó seleccionados por su carácter identitario e histórico (con comida final en la plaza de Eivissa, donde el visitante podrá quedarse si lo desea en la zona), y de la ciudad 2.0 a través de la ruta de la tecnología y el diseño de Sant Martí, también con ágape final con vistas desde un hotel, y por el mismo coste de 30 euros, tres veces por semana.

La teniente de alcalde Turismo, Sònia Recasens, está convencida de que hay «barrios que pueden sacar más actividad económica del turismo», mientras que otros sufren una «sobrecarga». Además de cambios en la señalización (marrón y con mapas para puntos turísticos) para facilitar el trasiego a otras zonas de los viajeros, y del abono Hola BCN que potencia el uso de transporte público con información turística (el 70% de visitantes cogen el metro) ya desarrollados en lo que va de año, el ayuntamiento y el consorcio trabajan para distribuir también, a medio plazo, los mapas detallados por distritos y uno general de ciudad donde se abra el abanico de propuestas.