Los efectos negativos del éxito turístico de BARCELONA

Triple multa a la Biciloca

La Guardia Urbana interrumpe de nuevo el servicio de la prohibida barra libre sobre ruedas

Un vehículo de Biciloca, el pasado lunes, en el paseo de Sant Joan.

Un vehículo de Biciloca, el pasado lunes, en el paseo de Sant Joan.

CARLES COLS
BARCELONA

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La Guardia Urbana cazó el pasado martes en el paseo de Sant Joan un ejemplar de Biciloca, lo cual en realidad no es especialmente difícil, porque de todas las especies de artefactos con ruedas sobre los que se pasean los turistas por la ciudad este es el más grande, lento y ruidoso. Vamos, que es la más fácil de las presas. Los dueños del negocio de la Biciloca saben que tienen prohibido pasear por las calles de Barcelona su invento (literalmente un bar con pedales), pero lo hacen a menudo. Será un negocio rentable, pues lo traen desde Teruel cada vez que tienen clientes. El lunes realizaron un par de excursiones por el paseo de Sant Joan, aunque solo de bajada, porque el pasaje está más por beber que por pedalear. El martes repitieron, pero esta vez les pillaron. La Guardia Urbana impuso tres multas a la empresa. El vehículo fue inmovilizado hasta que los responsables fueron a recogerlo en un remolque.

El caso de la Biciloca es especialmente oportuno ahora que ha saltado el tapón del turismo de borrachera en la Barceloneta. No en vano, la oferta de la Biciloca es esencialmente eso, borrachera, pero sobre ruedas. Los agentes de la Guardia Urbana multaron al conductor del vehículo, el único que iba sobrio, por llevar a cabo una actividad en la vía pública sin permiso, por lucir publidad sin la autorización correspondiente y, sobre todo, por promover el consumo de alcohol en la calle. La prueba de esa última acusación estaba ahí a la vista, un cubo con hielo y botellas de vino y cerveza. La guinda de la intervención policial fue descubrir que dos de los seis pasajeros llevaban además drogas en el bolsillo.

La Biciloca ocupaba un lugar destacado en las dos páginas que el pasado miércoles publicó EL PERIÓDICO sobre el creciente fenómeno del turismo urbano sobre ruedas. En aquella pieza informativa se subrayaba que el vehículo había sido visto el lunes en el paseo de Sant Joan y que, extrañamente, se cruzó con dos patrullas de la Guardia Urbana sin que le dijeran nada a sus ocupantes.La intercepción del bar con ruedas se produjo finalmente el martes, exactamente y de forma casual a la misma hora en la que se estaba elaborando el reportaje. Es decir, ni esto es una fe de errores, ni la Guardia Urbana ha actuado a raíz de la publicación de la noticia. A veces las coincidencias existen.

De hecho, el pulso del Ayuntamiento de Barcelona contra el bar con ruedas viene de lejos. Inicialmente fue contra otra empresa, Barcicleta SL, tras la cual había tres jóvenes de la ciudad que incluso pidieron un crédito para adquirir el vehículo. Cuando en abril del 2013 el área de Vía Pública les denegó el permiso para circular por la ciudad, protestaron. Uno de ellos hasta había animado a su abuelo para que fuera el avalista del crédito. La historia de la Barcicleta murió allí, pero su lugar lo ocupó muy pronto la Biciloca, otra compañía que, según informa a través de su página web, ofrece los paseos en cualquier ciudad de España desde la que se requieran sus servicios.

BARRA LIBRE Y ESTRÍPERS / Biciloca tiene una flota de 10 vehículos. Los que prestan servicio en Barcelona tienen su base de operaciones en Teruel. El conductor es de la empresa. A partir de ahí, se abre la puerta a todo ese tipo de ideas que precisamente Barcelona tiene prisa ahora por erradicar, sobre todo tras los incidentes de la Barceloneta. Hay barra libre de cerveza y sangría, los usuarios pueden traer su propia música (que compartirán inevitablemente con los transeúntes, porque el vehículo no tiene puertas) y las estrípers son expresamente bien recibidas. En Biciloca no entienden porque su presencia está mal vista en Barcelona.