Transformación urbanística pendiente en Sants-Montjuïc

Toda una vida en precario

Abandono 8 Casas vacías de la calle de la Constitució.

Abandono 8 Casas vacías de la calle de la Constitució.

H. L.
BARCELONA

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Tras una vieja y destartalada puerta de madera vestida con la pancarta oficial del movimiento con el clásicoVolem Can Batlló, ja!vive el matrimonio formado por Miquel Gombau y Maria Rosa Vilaró, prácticamente los últimos resistentes del tramo afectado de la calle de la Constitució. Su hoy por hoy semirruinoso hogar lleva 35 años afectado por el plan general metropolitano (PGM). Más de tres décadas en las que apenas han podido hacer reformas, ya que su casa tenía y tiene los días contados. La tragedia es que esa cuenta atrás -que coincide con la cuenta atrás del barrio de la Bordeta para recuperar los terrenos de Can Batlló- se está haciendo eterna.

«Cada día que pasa la calle está peor. Más abandonada. Los vecinos de toda la vida se han ido. Cansados de esta situación, se han marchado, dejando las casas vacías, que se han ido deteriorando, cuando no se han llenado de okupas»,denuncia Gombau, quien no piensa dejar su vivienda hasta que le paguen la indemnización -a sus ojos mísera- que le pertenece, asunto que debía haber quedado cerrado hace dos años, pero que, todavía hoy, se encuentra en un punto muerto.

Miquel y Maria Rosa son dos de los vecinos que deben ser realojados en uno de los dos bloques de protección oficial que el ayuntamiento debe construir en el recinto. Una obra que debía haber empezado hace un año, pero que está encallada porque, al no haber pagado la inmobiliaria el dinero que debe a los pocos afectados -una cifra en absoluto astronómica-, ellos no han dejado sus viviendas, así que estas no han podido empezar a ser derribadas para iniciar la construcción.

La situación podría desbloquearse pronto si finalmente el consistorio asume con fondos públicos las indemnizaciones restantes, una promesa electoral del ahora alcalde en funciones Jordi Hereu, asumida por el nuevo equipo municipal de CiU.

Vía judicial

«Además, estamos metidos en juicios. La cantidad que según la junta de compensación nos pertenece, y que no nos pagan, no nos parece justa. Los industriales que denunciaron su caso porque no estaban de acuerdo con las indemnizaciones han ganado el juicio. El problema es que la inmobiliaria no paga, ni lo que dice la junta ni lo que dice el juez»,apunta este vecino, nacido junto a la histórica fábrica de tejidos.

Al margen de las complicadas condiciones en que están los pocos vecinos que todavía quedan, la eterna precariedad de la zona ha convertido los alrededores de Can Batlló en un lugar sin vida. El tramo de la calle de la Constitució que está junto al recinto fabril es desde hace años un reguero de persianas bajadas, con muchas casas convertidas en refugio de okupas.«Cuando en Can Bat-

lló había actividad, en la calle había comercio, vida, pero todo se ha ido apagando, a la espera de la anunciada recuperación del espacio», prosigue este luchador vecino del barrio de la Bordeta de toda la vida, que no tiene la más mínima intención de darse por vencido.

Sentimientos enfrentados

Pese a las ganas de terminar con esa larga agonía e instalarse ya en el futuro nuevo piso -a escasos metros de su actual casa-, el matrimonio tiene sentimientos enfrentados.«El día que lo tiren todo no quiero estar aquí para verlo. Me iré al pueblo y volveré cuando ya sea solo un solar. Yo he visto crecer este barrio. Nací en el número 53 de esta misma calle y desde que me casé vivo en el 51. He jugado en la calle de pequeño, he visto construir la iglesia de Sant Medir... Me dará una pena terrible que todo vaya al suelo. Pero claro, la situación en la que estamos ahora es insostenible»,explica este vecino, portavoz de los afectados y miembro activo de la Plataforma Can Batlló és pel Barri.

Gombau no tiene del todo claro que la entrada de los vecinos este sábado sea tan exitosa como creen otros.«Encima, después de todo lo que hemos pasado, nos van a tratar de okupas»,lamenta.