El futuro de un edificio icónico

Teatro, música y... ¿circo?

Los vecinos imaginan una Monumental cultural que hiciera tridente con el Nacional y el Auditori

La plaza de toros Monumental, símbolo del Fort Pienc, ayer por la mañana.

La plaza de toros Monumental, símbolo del Fort Pienc, ayer por la mañana.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Joaquim Mallén ha vivido sus 55 años en el Fort Pienc. Ha sido, pues,  testigo en primera línea de la evolución de la Monumental, un equipamiento sin el que no entiende el barrio. «Recuerdo que en los años 70 había dos corridas a la semana, los jueves y los domingos, y esto se llenaba de gente», explica. Escenario que nada tiene que ver con el de los últimos y agónicos años de vida taurina del espacio, que solo programaba corridas dos meses al año, y a las que prácticamente solo acudían turistas despistados. «Venían autocares de Lloret», cuenta Mallén. Desde la prohibición de las corridas de toros en enero del 2012, solo entran y salen del espacio los visitantes atraídos por el discreto museo taurino, que sigue abierto.

La principal preocupación de los vecinos después del cierre -e incluso antes, cuando ya todos sabían que su etapa como templo de culto taurino tenía los días contados- era que no pasara con ella como con Las Arenas. Que no se cayera en el olvido convirtiéndose en un nido de ratas. El deseo del vecindario está claro: que el Ayuntamiento de Barcelona adquiera el espacio y lo convierta en un equipamiento cultural «para la ciudad», que formara una suerte de virtuoso tridente con el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y el Auditori, los dos grandes polos de atracción cultural existentes en el barrio. «En el 2007 se puso en contacto con nosotros la Associació de Professionals de Circ de Catalunya para proponernos convertir la Monumental en el circo estable de Barcelona, idea que nos pareció buenísima», apunta Mallén, presidente de la asociación de vecinos del Fort Pienc.

La idea del circo permanente, de plantar una gran carpa dentro de la plaza, no llegó a materializarse, pero sigue en la cabeza de los vecinos, quienes lo ven como una oportunidad de complementar el TNC y el Auditorio con una oferta de circo enfocada a los barceloneses. «Lo óptimo sería que, una vez municipal, se abriera un proceso participativo para escuchar todas las ideas, pero la del circo es una de las que vemos más claras», prosigue Mallén.

Propuestas variopintas

Ya antes de la prohibición, el líder de ERC en el ayuntamiento Jordi Portabella presentó una arriesgada propuesta para trasladar los Encants Vells a la plaza de toros, proyecto que  no cuajó al ser rechazado por los propios paradistas del mercado. Otras voces han propuesto convertir el majestuoso edificio en una suerte de Catalunya en Miniatura.  

Joan Farré, presidente del Eix Comercial Fort Pienc, está convencido de que la apuesta del barrio debe ser convertirse en un referente de las artes escénicas. Huyendo de la tentación turística que dejan para su vecina Sagrada Família y buscando el público barcelonés, atraído por el equipamiento cultural en el que quieren convertir la plaza, que hoy por hoy sirve de poco más que de polémico soporte publicitario para el ayuntamiento (usa la protegida fechada modernista para anunciar los cortes de tráfico por las obras de deconstrucción del nudo de Glòries).

«Ya hemos empezado a trabajar en la idea de crear una identidad de barrio basada en las artes escéncicas. En mayo preparamos la primera feria de las artes escénicas, en la que trabajamos codo con codo con las entidades culturales del barrio», explica el presidente de los comerciantes, en la línea de lo propuesto por la asociación de vecinos.

«El ayuntamiento debería aprovechar el impulso dado al plan de Glòries para desencallar la Monumental. No se entiende que permitan tener un espacio tan emblemático como esta plaza de toros cerrado», concluye Mallén, quien deja aprovecha para pedir la otra gran prioridad del barrio: la construcción del instituto Angeleta Ferrer.