a pie de calle

Sin martes al sol en la calle de la Cera

Guillermo Dosil, con el cartel del menú a 5 euros para desempleados de su restaurante, ayer.

Guillermo Dosil, con el cartel del menú a 5 euros para desempleados de su restaurante, ayer.

CATALINA GAYÀ

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No es solo el cartel que anima a los parados a seguir viviendo su día a día; es también la recuperación de ese trato de barrio que antes incluía saber el nombre y los ánimos del otro. Un cartel en la puerta de La Botigueta del Raval, calle de la Cera, 7, recuerda que no tener trabajo «no significa no tener derecho a estar guapo por dentro y por fuera». En esta tienda de alimentación orgánica, los martes hacen descuento a los parados. La iniciativa salió como nace casi todo en un pueblo de aceras estrechas: hablando. En la calle de la Cera, de hecho, ni siquiera hay bordillos, así que el diálogo es más propicio.

Sergi Coloma, de la peluquería Pódame, abrió su negocio hace poco más de año y medio en la calle de la Cera. La montó en el lado de la calle donde las mañanas pega el sol y, desde el principio, decidió que él pondría buena cara a estos tiempos de lunes al sol.

Dicen que los bares y las peluquerías son periódicos sin tinta. Durante muchos meses,Colomarecogió la crónica del «todo está mal». Luego, vino la del «estoy en la calle». Empezó a hacer descuentos a los clientes sin trabajo. Se trataba de animar al cliente a quien de un lunes para un martes le comunicaban que estaba en las listas del paro. «Formamos parte de un entorno. Se trata de no ser tan individualista», explicaColoma.

En febrero, propuso esta iniciativa a los cuatro comerciantes de la calle de la Cera que, desde el verano pasado, se habían asociado en Raval Verd y todos la adoptaron. Escogieron lema:«No t'aturis, vine al Raval»y, poco a poco, se fueron sumando otros comerciantes del barrio. Era, de nuevo, tejer barrio con la realidad del barrio. «Raval Verd nació con el objetivo de mejorar la calle de la Cera», explicaNatalia G. Tortajada, de La Botigueta del Raval.

En verano, Raval Verd organizó cine al aire libre en una cancha de básquet de la calle de Carretes. En febrero, pusieron en marcha los descuentos para parados y acaban de inaugurar los vermuts de domingo. Las iniciativas tienen mérito porque en el imaginario barcelonés esta parte del Raval sigue siendo casi intransitable. En realidad, la calle de la Cera ya forma parte del Raval con tiendas de discos, tiendas de consumo responsable y restaurantes culturales. Se escuchan charlas en italiano, en castellano con acento gallego o argentino, en urdu y en árabe. Unas estudiantes Erasmus llegan montadas en bici y con bolsas llenas de lámparas, perchas... Son nuevas vecinas.

«Guillermo, relájate», le grita un niño a uno de los socios del restaurante Cera, 23. Todos los días el local ofrece menús a cinco euros a los parados.GuillermoesGuillermo Dosil, gallego, casi dos años en Barcelona. En julio del 2010, abrió el restaurante junto a otros dos gallegos,Rubén BermúdezyCarlos García. Los tres tienen claro que aún hay mucho que hacer para quitar «el sambenito de peligroso» a la calle de la Cera y a todo el barrio. «Hay que tejer más red con los comerciantes paquistanís, por ejemplo», diceRubén.

De momento, en la tienda de al lado, regentada por un señor de Bangladesh, ya han pedido que quieren formar parte de «la decoración de la calle». En el restaurante se ve un casco colgado; en Pódame, unos guantes, y en la Bodeguita, unas botas. En La Botigueta del Raval,Natalia G. Tortajada acaba de pegar otro cartel: el que recuerda que el jueves ella hará huelga en solidaridad con los trabajadores con nómina. Ella es autónoma. Pide solidaridad a la solidaridad.