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Siempre irresponsables...

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ESTHER COMAS
Abogada del Col.lectiu Ronda

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La situación se repite periódicamente con sorprendente precisión: cuando un colectivo de trabajadores anuncia su voluntad de recurrir al derecho a hacer huelga, aparece un nutrido coro de voces exigiendo «responsabilidad» a los futuros huelguistas. O dicho de otra forma, el derecho de huelga es, si hemos de hacer caso de este coro de voces, una irresponsabilidad. No un instrumento legítimo de reivindicación de derechos ni una figura constitucionalmente reconocida.

Responsabilidad o irresponsabilidad. Estos son, desgraciadamente, los términos del debate generado a raíz del anuncio del paro del servicio público de transporte urbano de Barcelona coincidiendo con el MWC. Por el contrario, las razones que han llevado a la plantilla de TMB a adoptar esta medida, los agravios que denuncia y los problemas que pretende resolver son, al parecer, cuestiones absolutamente menores. Responsabilidad, inacción y silencio son, a ojos de una parte importante de la clase política y empresarial e, incluso, de la ciudadanía, sinónimos perfectos. Reivindicar derechos es un chantaje y una deslealtad que merece pública condena.

Es evidente que una huelga en un sector tan sensible como el del transporte conlleva afectaciones para muchas personas. No se puede esperar que no haya nadie a quien la solidaridad no le alcance para reprimir el enojo. Pero no podemos permitir que la palabra irresponsabilidad se aplique solo a quien ejerce el derecho de huelga (regulado y sometido a la aplicación de servicios mínimos, no se olvide) y, en cambio, nunca se aplique a otros sectores de la sociedad en los que esta responsabilidad que ahora invocan ha estado a menudo ausente.

La huelga es un derecho de los trabajadores que ha costado enormes esfuerzos y sacrificios conseguir. Un derecho que hay que administrar con prudencia y sentido común pero que, sobre todo, hay que preservar y proteger de los ataques furibundos de algunos a los que molesta.