BARCELONEANDO

Servicio limpio y esmerado

Prostíbulo Poético se alquila para fiestas privadas y ofrece 'shows' cada tanto

Madame Taxi (con bastón) y algunos miembros de su peculiar burdel posan en el Hotel Brummell, donde organizan veladas poéticas con luna llena.

Madame Taxi (con bastón) y algunos miembros de su peculiar burdel posan en el Hotel Brummell, donde organizan veladas poéticas con luna llena.

OLGA / Merino

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Hubo un tiempo en que Barcelona, ahora ensimismada en sus bostezos patrióticos, fue una Babilonia portuaria en cuyas catacumbas se confundían los negocios, las intrigas políticas y el placer. Una época dorada, entre el ocaso del siglo XIX y el estallido de la primera guerra mundial, cuando la burguesía 'nostrada' amasó fortunas comerciando con la Europa beligerante y las derrochó a conciencia en burdeles de postín, como el de Madame Petit, La Criolla o el Chalet del Moro, así conocido porque estaba decorado en plan 'Las mil y una noches' y las pilinguis se disfrazaban de odaliscas. Hoy sigue habiendo puterío a tutiplén, pero no les quepa duda de que el servicio más limpio y esmerado de la ciudad lo ofrece Prostíbulo Poético.

¿Fulanas y versos? Aunque puedan parecer antitéticas, poesía y prostitución merodean por el mismo territorio: son dos de las profesiones más viejas del mundo y ambas exploran lo prohibido, la intimidad y las sombras donde se embosca el deseo. Los poetas, además, suelen pasarlas putas.

Prostíbulo Poético es una mancebía nómada, sin domicilio fijo, que se alquila para fiestas particulares o bien ofrece espectáculos periódicos: el 29 de octubre, actuarán en la coctelería Milano (Ronda de la Universitat, 35). Como no paran, conviene echar un vistazo de vez en cuando a su portal (www.prostibulopoetico.com) para conocer las andanzas de las pupilas de Madame Taxi, que así se llama la regenta del burdel (la actriz y dramaturga Sonia Barba).

A día de hoy, el lupanar versificador lo componen 20 chicas y 7 chicos, cada uno con su 'nom de guerre' y su biografía detrás, retazos de vida en los que se entremezclan desengaños, puertos, nostalgias, madrugadas rotas, la lluvia berlinesa y alguna isla. Como sucede en los burdeles de verdad, se trata de un lugar de paso: cuando llega una meretriz, otra se larga a saber dónde. Criaturas volanderas de una 'troupe' donde figuran músicos, acróbatas, cantantes y sobre todo poetas.

El rasero para formar parte de esta peculiar casa de lenocinio pasa por la enjundia de la voz poética. Sus cofrades se hacen llamar putas y putos pero, si algo desnudan, es tan solo el alma en actuaciones que recrean el ambiente cabaretero de la 'belle époque'. No hay en el 'show' más trato venal que la propina cobrada por susurrar unos versos al oído del cliente, un dinero que emplean en mantener a flote el proyecto.

Para la foto, se improvisa una 'soirée' a mediodía en el Hotel Brummell (Nou de la Rambla, 174), un espacio acogedor en el Poble Sec que todavía huele a nuevo. Acuden a la cita un chico (El Novio), Madame Taxi y siete de sus 'cocottes': EcoThe ComposerRoxy JukeboxLa Gata EscarlataMadMarea y la señorita que se hace llamar Berlín. Todas ellas ataviadas con lencería de Rosario Puñales y camisetas rockeras —Jimi Hendrix, Ramones, The Velvet Underground—, en una combinación que les da un toque sexy muy peculiar, a lo David Lynch.

Seminario de burlesque

Madame Taxi/Sonia Barba explica que Prostíbulo Poético llegó a Barcelona en el 2009 de la mano de la 'performer' y poeta Kiely Sweatt. "El propósito era el de colar la poesía en la agenda cultural de la ciudad y editar, una vez al año, nuestro 'Libro Rojo', con los versos de nuestros miembros". Cuando la bostoniana Sweatt regresó a EEUU, Sonia Barba se quedó con las riendas del serrallo.

En verdad, la etiqueta de cabaret se quedaría muy corta porque Prostíbulo Poético es una máquina de urdir proyectos: para los días 10 y 11 de octubre han organizado un seminario intensivo de burlesque a cargo de la bailarina Louise de Ville; a partir de octubre, todas las noches de luna llena habrá 'vis-à-vis' de poesía en el Hotel Brummell, y también preparan talleres de narrativa y poesía.

Al final de la sesión fotográfica, Madame Taxi nos obsequia con sendas fichas de casino canjeables por un servicio con las chicas. Con el fotógrafo Joan Cortadellas no sé qué ocurre, pero una servidora puede confesar que la señorita Eco le arrastra hasta una tumbona de la piscina, donde comienza a recitar: "Lo bello necesita de lo siniestro / la pesadilla del sueño / así son los límites". La poesía trata de dinamitarlos.