La presencia policial aplaca los excesos

SERGIO DELGADO

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La improvisada manifestación que el martes por la noche protagonizaron los vecinos de la Barceloneta para protestar contra los apartamentos turísticos ilegales y el turismo de borrachera ya ha tenido las primeras consecuencias. La movilización, que barrió calle a calle la zona, hizo que 24 horas después, el miércoles por la noche, la Barceloneta se convirtiera en un fortín policial.

Tres patrullas (una de los Mossos d'Esquadra y dos de la Policía Nacional) además de un furgón de la Guàrdia Urbana vigilaron que nadie se excediera y reventara el descanso de los vecinos. El silencio logró hacerse dueño de la zona gran parte de la noche y la tranquilidad volvió tras mucho tiempo, ya que los jóvenes visitantes realizaron sus salidas nocturnas con mucha más prudencia.