barceloneando

Polivalencia extrema

La galería Chez Xefo no se ciñe a la norma, cualquier día de estos se reinventa en artoteca. El espacio, como deja claro el nombre, está en el salón de su impulsor, Xefo Guasch

Xefo Guasch, en un rincón de su galería con algunos de los cuadros de Maria Girona que se exponen actualmente.

Xefo Guasch, en un rincón de su galería con algunos de los cuadros de Maria Girona que se exponen actualmente.

NATÀLIA FARRÉ

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Si uno puede ir a una biblioteca y llevarse a casa un libro en préstamo, ¿por qué no puede ir a una artoteca y llevarse una obra de arte para disfrutarla temporalmente en su salón? La respuesta es fácil: porque por estos lares no hay artotecas. Sí las hay en Francia (y públicas). También en Alemania, donde nacieron como concepto a inicios del siglo XX. E incluso en Italia y Holanda. Pero no en España. Aunque todo se andará. O por lo menos eso piensa Xefo Guasch. Un personaje polifacético en permanente reinvención que tras pasar por la arquitectura, la restauración y el ocio nocturno acaba de echar raíces en el mundo del galerismo: Chez Xefo. Pero lo suyo no es una galería al uso, y por eso, porque no se ciñe a la norma, su espacio no sigue los preceptos convencionales. O sea que alquilar las piezas en lugar de venderlas es una posibilidad que a Guasch no le parece descabellada y es una posibilidad que cualquier día de estos convierte en realidad.

Y es que en Chez Xefo todo es diferente. De entrada, la sala de exposición, tal como indica su nombre, está literalmente en casa de Guasch, entre el primer piso de la vivienda y el taller de escultura del sótano. No en vano, entre las múltiples facetas de este emprendedor figura la de creador. Ahora le da a las tres dimensiones, pero antes le dio a la pintura y mucho antes de antes al vídeo. Al video contrainformativo y activista del colectivo Video-Nou, con piezas tan memorables como Actuación de Ocaña y Camilo de 1977, ahora custodiada en la colección del Macba. Guasch no añora la creación audiovisual pero sí el ambiente de esa Barcelona underground en permanente ebullición cultural de los 70 y 80, de ahí su intención futura: «Lo que realmente me gustaría es montar un Zeleste a lo grande». Pero mientras esto no llega, ahí está Chez Xefo: «Sala de exposiciones, eventos, presentaciones, charlas, conciertos, plató de cine... Vamos, polivalencia extrema», sostiene.

La idea surgió de repente: «Cuando me compré la casa y vi el espacio», afirma. Aunque llevaba tiempo enraizada en su mente: «Siempre he querido dedicarme al arte». Así que en el 2013 dejó el Raval, el barrio donde llevaba años viviendo y trabajando -suyos fueron el Margarita Blue, el Rita Blue y el Rita Rouge- y se mudó al Poblenou. Lo hizo harto de las multitudes. «Por la Rambla ya no se puede pasear. Primero no podían ir las mujeres, luego pasó a ser también un problema para los hombres: las prostitutas te metían mano con el objetivo de robarte la cartera. Y ahora ya simplemente no se puede ir. Demasiada gente, demasiados turistas y ninguna cara conocida», sostiene. Todo lo contrario de la zona donde ahora ha abierto su casa: el barrio de la Plata, llamado así porque en su día estaba lleno de boteros -un oficio antaño muy rentable- y que ahora es esa zona del Poblenou en la que la crisis frenó la llegada del 22@. Una zona que mantiene calles anchas semindustriales y semivacías pero que esconde una comunidad importante de creativos: «Cuando hago inauguraciones, clientes vienen pocos pero artistas pasan muchos».

Precio al sofá

Unos invitados que complacen al anfitrión. Pues la idea inicial era que los artistas que exponen gestionaran ellos mismos el espacio. Aunque de momento lo hace él. Es eclecticismo elevado a la máxima potencia. Las obras en exhibición conviven con sus cosas -la biblioteca está protegida de la gente con manos largas por una malla que deja ver pero no tocar- y cuesta saber qué está y qué no está a la venta porque todo es especial. «Cualquier día le pongo precio al sofá y lo vendo», apunta. Al fin y al cabo lo que ahora se lleva en Berlín, centro actual del arte por excelencia, son espacios en los que todo está al alcance del mejor postor. Es una idea que lo mismo pone en práctica el 14 de mayo, día en que subastará las obras ahora expuestas de Pallàs Mercè Girona. Otra prueba más de que Chez Xefo no es una galería al uso.