Tendencia urbana en la capital catalana

El nuevo 'low cost' se afianza como fórmula de consumo en Barcelona

COMPRA BARATA Una joven mira la ropa de segunda mano de marca que vende Kewaaay en el Eixample.

COMPRA BARATA Una joven mira la ropa de segunda mano de marca que vende Kewaaay en el Eixample.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Hubo un tiempo en que el barcelonés entraba con cierta aprensión en las escasas tiendas de segunda mano de la ciudad. Parecía que estaba mal visto y ligado a la pobreza. La crisis y la necesidad dieron protagonismo y visibilidad a este tipo de comercio, que ahora vive un nuevo empuje tan vinculado a la filosofía del reciclaje de objetos y el consumo sostenible como al ahorro. Nuevas y mejores tiendas amplían el abanico de productos de reventa para devolver la vida a trastos acumulados en algún armario o darles un nuevo propietario que no exija estrenar todo lo que compra. Lo mismo sucede con numerosos mercadillos callejeros, entregados a revivir lo ya utilizado. En paralelo, la fiebre del low cost se cuela con fuerza en la gastronomía y el ocio barceloneses, por vía de exitosas cadenas de franquicias.

¿A quién no le seduce comprar un libro en perfecto estado por dos euros, un móvil por 5, o hasta un bolso de Louis Vuitton por 50? El precio es atractivo para el comprador y también permite soltar lastre al vendedor. Dos motivaciones mueven a la persona que lleva a vender su mercancía: la necesidad económica o el deseo de eliminar parte de su estoc personal para poder renovarlo, muchas veces también por vía de la adquisición de algo usado. En Cashconverters, presente en numerosos países y líder del sector en España, con siete tiendas en Barcelona, han vivido esta evolución: «Ha habido un cambio de mentalidad, ahora hay conciencia de reutilizar y dar una segunda vida a un objeto». Y agregan que también se vive un «consumo más funcional», lo que no se usa se trata de recolocar.

En los últimos tiempos, constatan también una tendencia a la compra racional, que no va necesariamente ligada a problemas económicos. El caso de clientes que buscan, por ejemplo, material deportivo para iniciarse en alguna disciplina que aún no saben si les cuajará. «Antes compraban nuevo, ahora prueban primero con este material». También en Re-nuevo, una de las pioneras, notan el auge del sector, primero por la crisis y luego también como filosofía de consumo.

PARA TODOS / Familias en busca de coches de bebé o bicicletas, jubilados que quieren una minicadena o una tele y no precisan de un último modelo, amas de casa en busca de un pequeño electrodoméstico y amantes de la ropa de marca se cruzan a diario en Kewaaay, una de las nuevas tiendas del sector, en la calle de Mallorca, 168, algo distinta a otras que han proliferado en especial por el Eixample, en Borrell, Villarroel y el Paral·lel. Su lema es «oportunidad y conciencia», porque las compras son solidarias y vinculadas a proyectos sociales, como un orfanato en Nepal con el que colaboran, o ventas de objetos donados, la mitad de cuyo importe será para oenegés.

Cuenta Carol Lyon, uno de los tres socios fundadores de Kewaaay, que tratan de marcar diferencias aceptando solamente artículos en perfecto estado, que la gente deposita firmando un contrato donde garantizan su autenticidad. Si se vende, cada uno se queda el 50%. Uno de los factores que lo distinguen es que en lo referente a ropa solo despachan marcas, un valor añadido ante el gran número de tiendas y mercadillos con ropa usada. Oportunidades de Armani, Prada, Calvin Klein, Sita Murt y un largo etcétera hacen que entre sus clientes haya muchos profesionales de nivel medio y medio-alto con ganas de «calidad por un precio único», explican.

Ellos tienen libros usados, que venden junto a cedés y películas por 1,90 euros o tres por 5. Pero los libros releídos viven un ímpetu que va más allá de los saldos. Re-Read es el singular proyecto de los hermanos Zendrera. Mercedes explica que la librería que regentaba, Baïbars, había ido perdiendo fuelle y buscaron un proyecto nuevo con ejemplares usados. Hace poco más de un año abrieron el primer Re-Read, low cost, donde pese a despachar libros utilizados todo está clasificado y ordenado con el rigor de una librería de nuevo. Desde entonces suman ocho (cuatro en Barcelona y una en L'Hospitalet), con gran éxito entre vecinos y lectores ávidos que aprecian una fórmula responsable de lectura y recirculación «que hace la cultura asequible». Los compran a 0,20 y los venden a tres euros, pero con ofertas de cinco por 10 euros y con servicio personalizado. En las últimas semanas también Baïbars ha pasado a una nueva vida, de la mano de esta estirpe del mundo editorial.

BEBER Y COMER / El consumo económico que está variando los hábitos locales apunta también al estómago. Aquí no caben segundas manos, pero sí fórmulas con superventas y escasos márgenes que arrasan entre los consumidores. Nostrum se volcó en las comidas preparadas a precios populares en su reciente nueva etapa, y ya suma 45 franquicias en Barcelona, despachando platos completos a uno, dos o tres euros, que arrasan entre trabajadores que comen fuera y también para llevar a casa.

Entre otros, llega ahora la cervecería Mercado Provenzal tras un éxito fulgurante en Andalucía y luego en Madrid. En Barcelona abrieron hace cuatro meses en Rocafort con avenida de Roma y preparan una ola de aperturas con la fórmula -premiada- de «precios justos sin renunciar a la calidad», explican. Ejemplos: «la caña más barata de España, a 0,40 céntimos»; la jarra, a 0,80; un café, 0,50; tapas a 0,90, cubatas a 3,30... En sus concurridas mesas y barras, clientes de toda condición.