Nuevas reglas del juego

El sector tradicional aguarda un decreto de marchantes que ponga al día las normas

P. C.
BARCELONA

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Peregrinar en una furgoneta, exponer el género conjurando al buen tiempo, pagar tasas en cada uno de los municipios donde se abre la venta, invertir muchos euros en gasolina y afrontar la crisis... la vida de marchante tradicional no es plácida. Un operador suele cubrir toda una zona (el Baix Llobregat, el Maresme...), sin grandes distancias para no complicar la logística y con muchos riesgos. Pero algunos tienen más kilometraje. Por eso, llevan años reivindicando poner al día la ahora pírrica normativa , que supone grandes diferencias en función del municipio y que plantea muchas quejas.

Y es que los mercados históricos que se celebran regularmente en la vía pública precisan de una licencia, que actualmente es de 15 años prorrogable, y supuestamente solo se traspasan a familiares por jubilación. Por contra, la mayoría de nuevos mercados urbanos tienen un organizador que paga por el espacio total (casi siempre en recintos privados) y a su vez realquila los estands o plazas de expositor. Los precios son en este caso variopintos, de los 20 euros a los más de 200 al día, según la capacidad de convocatoria. Aquí se alinean también numerosos vendedores amateurs, que simplemente ponen a la venta cosas que no necesitan. Por eso no hay regularidad en la oferta. Nombres y productos que van y vienen.

Propuestas pendientes

Los que llevan toda la vida de  marchantes, organizados en torno a la Confederació Catalana d'Associacions de Marxants (Cocam) junto con decenas de asociaciones de las cuatro provincias han hecho llegar al Govern sus propuestas, que van de la puesta al día del Libro blanco del comercio no sedentario, para radiografiarlo a la celebración cualquier día del año;  un trato distinto al resto de actividades económicas con transporte; un carnet profesional de control; la transmisión de licencias; un modelo de reglamento común a todos los municipios; la creación de espacios polivalentes para los mercados; equiparación de tasas; servicio de vigilancia, emergencias, y lavabos; reconocimiento como polo de atracción turística y como canal propio de venta; licencias indefinidas que garanticen sus inversiones en el negocio; más presencia en las instituciones...

Joaquín Ponce, operador en los mercadillos del Baix Llobregat  presidente del de Sant Boi asegura confía en que el decreto que se espera para mayo defina con claridad las diferencias entre venta no sedentaria regular, mercadillos ocasionales, mercaferias y demás. Ya que las citas en suelo privado tienen otro tratamiento (como equipamiento comercial), pero también requieren de permisos, incluso sanitarios si incluyen gastronomía. Será la manera de luchar contra la «competencia desleal» de algunos montajes con pocos requisitos. Y recuerda que ejercer de comerciante de puesto tradicional cinco días a la semana en distintos puntos precisa entre 7.000 y 8.000 euros de inversión anual solo en tasas municipales.

El director general de Comerç de la Generalitat, Josep Maria Recasens, destaca que el documento que se ultima cuenta «con un amplio consenso del sector y los municipios», tras tres décadas sin una actualización normativa a fondo. «Se regularán los servicios mínimos del entorno, los criterios mínimos para la creación y extinción de mercados, las condiciones para el ejercicio de la actividad, los procedimientos para otorgar la autorización -concursos y su duración-,  el régimen de transmisión, las tasas detalladas» y otros puntos, explica, pendiente de someter el decreto a la consideración del Consell de Treball Econòmic i Social y la Federació de Municipis, entre otros. Y recuerda que el sector de la venta no sedentaria tradicional da de comer a 18.000 familias catalanas.