CUESTIONARIOS A GOLPE DE TECLADO Y RATÓN

Nuevas manos al volante

El sector del taxi acoge últimamente a profesionales muy cualificados sin trabajo

Examen de aspirantes a taxista en las aulas de Gesem.

Examen de aspirantes a taxista en las aulas de Gesem.

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El perfil del aspirante a taxista ha cambiado mucho en los últimos años. «Ahora tenemos en nuestra academia arquitectos, ingenieros, economistas... La crisis es igual para todos, y el sector del taxi ha sido históricamente un sector refugio», explica Rosa Hinojosa, directora del Centro de Formación STAC (Pujades, 23).

Hasta hace poco se pensaba que la profesión del taxi era casi vocacional, que las licencias se heredaban únicamente de padres a hijos. «Ahora mucha gente se interesa por el mundo del taxi porque han sido despedidos con 40 años o más y ven complicado encontrar algo en  el actual mercado laboral», cuenta la directora, encargada de recibir a los nuevos alumnos.

Los conductores deben estar muy preparados. «Los exámenes deben ser cada vez más exigentes porque los taxistas también son la imagen de la ciudad», subraya Alfons Bertrán, profesor del centro Barcino Santiveri Formació (Bac de Roda, 143).

Los centros que ayudan a preparar  el examen para obtener las credenciales suelen ofrecer servicios complementarios como una bolsa de trabajo y de licencias.

REPARTIDOR DE FLORES

Antonio de las Heras, de 56 años, ha cumplido recientemente su primer mes como taxista del área metropolitana de Barcelona. «Tenía una floristería en la calle de Santa Anna, en el Barri Gòtic, pero me subieron el alquiler del establecimiento un 300% y era inasumible», explica De las Heras, quien no se lo pensó dos veces a la hora de inscribirse al examen. «Fui a unas 22 clases, y me preparé bien en casa. Tenía cierta ventaja porque solía salir a repartir flores a los clientes y conocía bien las calles y lugares de interés como hospitales y tanatorios», añade el taxista.

De las Heras está encantado con su cambio de vida. «Le recomendaría este trabajo a cualquiera, pero deben ser personas educadas, que disfruten del trato con el público y que no se pongan nerviosas al volante», añade.

El caso de Manuel García, de 49 años, es similar. Informático, García aprovechó que su empresa ofrecía bajas incentivadas para lanzarse al taxi. «Conocía el sector porque tengo familiares taxistas y pensé que ser mi propio jefe era una buena opción en la situación de incertidumbre actual», recuerda.

El trabajo de taxista suele implicar muchas horas al volante, pero la flexibilidad horaria que permite es cada vez más valorada. Según Hinojosa, eso explicaría el ligero incremento de mujeres aspirantes a taxistas. «Muchas son las encargadas del cuidado de los niños y el trabajo de taxista, con dos días festivos a la semana, les permite compaginar  mejor su vida personal y profesional», añade la directora.