IMPACTO DE LAS VISITAS AL TEMPLO

Las motos dejan las aceras en el entorno de la Sagrada Família

Motos aparcadas en el nuevo espacio de la calzada y otras en la acera con turistas al lado, ayer, en Marina.

Motos aparcadas en el nuevo espacio de la calzada y otras en la acera con turistas al lado, ayer, en Marina.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona ha aplicado al fin una de las medidas paliativas contempladas desde hace tiempo contra el ahogo que sufren los peatones en el entorno de la Sagrada Família a causa de la presencia masiva de grupos de turistas que van y vienen de sus autocares. Se trata de prohibir el aparcamiento de motos en las aceras de las calles de Marina y Sardenya, entre las de Aragó y Mallorca, y de crear plazas para esos vehículos en la calzada a costa de suprimir otras de zona verde para coches. De ello empezaron a hablar los vecinos con el anterior gobierno hace más de un año pero no se ha puesto en marcha hasta esta semana. Un equipo de operarios pintaba ayer las líneas blancas en el asfalto al tiempo que colocaba las señales de prohibición en las farolas.

Los vecinos dan la bienvenida al cambio, pero insisten en que es necesario resolver el problema de fondo del impacto que supone en todos los sentidos la gran afluencia de visitantes al templo, según explica Joan Itxaso, responsable de Urbanismo de la Associació de Veïns de la Sagrada Família. En septiembre esperan abordar el problema a largo plazo con el nuevo equipo municipal.

Disciplina

Sin motos ni bicis las aceras parecen en efecto más anchas. Pero sigue existiendo el cuello de botella de las terrazas. Además, la ganancia de espacio desaparece si los grupos, como ocurría ya ayer, pasan rápidamente a ocupar todo el ancho de la acera con frentes de cuatro, cinco o más personas que obligan al sufrido viandante a echarse sin remedio a un lado y esperar a que pasen.

Para que la medida tenga una eficacia real sería preciso, como pide Itxaso, que los agentes cívicos que el consistorio ha desplegado en la zona para ordenar ese caos, aleccionen a los guías con el fin de que sus grupos deambulen de forma disciplinada, en filas de no más de dos o tres. La asociación logró que se aumentara a 10 el número de esos agentes y también que trabajaran el fin de semana. Falta, sin embargo, según aclara el representente vecinal, conseguir que tengan una formación y una actuación adecuadas al problema.

La prevista continuación hasta Provença del carril bici de Marina, que ahora acaba en la Diagonal, será otro alivio para esas aceras por las que ahora pasan además esos vehículos cuando se quedan huérfanos de espacio propio y segregado.

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