La meca de los 'caganers'

A pesar de que las luces se encendieron la semana pasada y de que los comercios llevan días en campaña, aún faltaba algo para que la temporada de Navidad se diese por inaugurada en Barcelona: las casetas navideñas. La Fira de Santa Llúcia se inauguró ayer en la plaza Nova y la de la Sagrada Família hará lo propio hoy.

«Artesanos desde 1786», reza el puesto de Felipe de Haro, un hombre que presume de ser descendiente de artesanos que inauguraron la feria de Santa Llúcia. Su saga ha sido testigo de los cambios del mercado navideño a lo largo de la historia. «La feria y mis antepasados estuvieron en el plaza de Pi. Y de ahí se trasladaron a la plaza del Rei antes de venir a la plaza Nova», explica. Ahora su hija también trabaja con él.

Deulofeu es otra caseta que ha pasado de una generación a otra. Desde 1929, esta familia vende belenes ya no artesanales sino naturales. Hasta el monte van a recoger los troncos y el musgo necesarios para hacer unos pesebres que van desde los 19 hasta los 400 euros.

Pero no todos los tenderetes son veteranos. Algunos estaban de estreno ayer. Es el caso del de Mireia Carles, cuyos productos están hechos con cartón. Cuenta que se presentó a la feria pensando que no la escogerían ya que utiliza «elementos diferentes». Pero sí que la aceptaron. Y sus objetos, de la marca Mr. Karton y hasta ahora solo disponibles por internet, pueden comprarse por primera vez de forma física.

Los artículos de Santa Llúcia van desde abetos hasta pollos en miniatura para los pesebres, pasando por zambombas y ramas de acebo. Pero el producto estrella continúa siendo el famoso caganer. O los famosos caganers, porque son más de 350 los personajes de ficción o del mundo de la política, de la cultura o del deporte que no se salvan de tener su particular versión. Este año se han incorporado decenas de novedades, como Gollum, de El señor de los anillos, o la Grossa. «Los más vendidos son estos dos junto con David Fernàndez, de la CUP, la urna con el voto del 'sí, sí' y el caganer Torrente, también novedades, o el que defeca regalos», explica Sergi Alós, uno de los vendedores. «Los turistas se llevan a Obama, Putin y Merkel», añade.

ARQUITECTURA RURAL

La atracción es igual de grande para los extranjeros que para los locales. Por allí se mezclan los curiosos con las personas que van directas a comprar el árbol o la figura del pesebre que les falta. La novedad de este año es la arquitectura de las casetas, que han sido reformadas para que la imagen remita a un pueblo navideño. Un espacio que estará hasta el 23 de diciembre y que, además, desde hoy cuenta con la competencia de la feria de la Sagrada Família. Otra opción más para conseguir todo lo necesario para crear ambiente navideño en casa.