Las postales de Barcelona, un viaje por la memoria

La primera postal que se diseñó de Barcelona data del año 1894 y se realizó imitando los modelos que procedían de Austria y Alemania

J. S. / BARCELONA

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La primera postal que se diseñó sobre Barcelona data del año 1894 y se realizó imitando los modelos que procedían de Austria y Alemania.

En ella, se puede leer “Recuerdo de Barcelona” y se ilustra con una recopilación de los emplazamientos más emblemáticos de la ciudad, como la cascada monumental del parque de la Ciutadella, el puerto, el monumento a Colom o La Rambla.

El presidente del Cercle Cartòfilde de Catalunya (CCC), Ramon Pla, conserva un ejemplar que un turista francés envió a la familia en 1989.

Esta entidad lleva 35 años dedicándose a la investigación, promoción y divulgación de la tarjeta postal y es habitual que sus socios viajen para conseguir tarjetas.

Y es que las postales siempre han sido ideadas para ser enviadas; por eso Josep Plana, miembro de la Junta del CCC, ha encontrado algunas de los Mossos d’Esquadra en Alemania y Francia, y de su pueblo, L’Arboç, en Irlanda y Rusia.

En un primer momento, en las postales no se podía escribir ningún texto, tan solo la dirección del destinatario, porque el precio del franqueo, que era la mitad del de una carta, no daba derecho a ello.

Aún así, los ciudadanos desafiaban esa norma y escribían en los espacios en blanco, hasta que el servicio de correos finalmente cambió la norma, en 1905, e incluyó una línea vertical en el centro, con espacio para la dirección y también para un mensaje.

LO MEJOR DE LA CIUDAD EN IMÁGENES

“Fue un boom a finales del siglo XIX y a principios del XX, ya que mucha gente se intercambiaba tarjetas postales como única forma de conocer imágenes de otras ciudades“, explica Pla.

Aquellas primeras ilustraciones y fotografías obviaban la periferia y representaban los lugares más emblemáticos de la ciudad, “porque era lo más conocido por los turistas o lo que la gente más envidiaba“, como la catedral o la Sagrada Família.

Con el tiempo, además de enseñar los edificios, “las postales comienzan a mostrar eventos, actos, efemérides u oficios“, narra Josep Plana.

Así, las tarjetas han acabado convirtiéndose en mucho más que una comunicación postal, y a través de ellas se puede percibir el paso del tiempo y el peso de la historia.

De hecho, gracias a la producción en grandes tiradas de tarjetas postales, aún se conservan miles de imágenes de una Barcelona que ya pertenece al pasado.