LA COMPLICADA GESTIÓN DE LA CAPITAL CATALANA

Un idilio independiente

Distendidos 8 Trias charla con Fernández Díaz, Ricard Gomà y Jordi Martí, durante la celebración de los Tres Tombs de Sant Andreu, en enero.

Distendidos 8 Trias charla con Fernández Díaz, Ricard Gomà y Jordi Martí, durante la celebración de los Tres Tombs de Sant Andreu, en enero.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Las orlas de Xavier Trias y Alberto Fernández Díaz están separadas apenas una decena de metros en uno de los pasillos del claustro de los jesuitas de Sarrià. Los líderes de CiU y PP en el Ayuntamiento de Barcelona también tienen hoy sus despachos profesionales muy cerca el uno del otro, tanto física como políticamente. En el inicio del curso 2013-2014, ambas formaciones, muy marcadas por el carácter de sus jefes y quién sabe si también por todo lo que aprendieron en aquellas aulas centenarias, fijarán el guion de lo que puede y no puede pasar en la capital de una Catalunya en tránsito. En estos dos años de mandato han unido esfuerzos para desgastar a un PSC que se cubría solo, y con una oposición minorista -ICV-EUiA y UpB- que poco se ha desviado de su guión, centrado en la defensa de los servicios sociales -los ecosocialistas-, y la soberanía e identidad nacional -los independentistas-.

No se intuyen grandes cambios a corto plazo a pesar de que la Diada esté al caer. Es probable que se produzca una tibia crisis de gobierno, entendiendocrisiscomo una regañina acompañada de suaves amenazas que se diluirán, ygobierno como la coalición no firmada y mucho menos fotografiada entre CiU y PP. Los conservadores pondrán el grito en el cielo por los 74 millones invertidos en el Born, y se llevarán las manos a la cabeza cuando vean la foto del alcalde formando parte de la vía catalana, aunque sea a título personal; como si el traje de alcalde fuera como el de Batman. También mantendrán su pulso contra la deuda del Govern, ese trasvase de dinero del consistorio hacia la Generalitat que suma unos 225 millones y cuyo retorno no parece amarrado.

El doble juego

Fernández Díaz compartirá hoy con la prensa su agenda para el nuevo curso. Sería osado adelantar sus movimientos, pero no es de esperar que inicie una belicosa campaña contra Trias, al que reprocha que se preocupe«más por la independencia que por las verdaderos problemas de los barceloneses».Se lo echa en cara, pero en el fondo ya le va bien, porque es después, desatascando inversiones gracias a sus nueve concejales que suman mayoría junto a los 14 de CiU, cuando puede colgarse medallas en distritos que históricamente han sido un caladero socialista de votos, como Horta-Guinardó, Sant Martí y, sobre todo, Nou Barris.

Algunos concejales del gobierno han expresado en privado cierta incomodidad ideológica cuando se les pregunta sobre su pareja de futbolín.«Si alguien se porta bien conmigo, yo me porto bien con él. Alberto Fernández Díaz ha sido crítico en muchas ocasiones, pero a la vez ha tenido un gran sentido de la responsabilidad»,resume Trias cuando alguien le interroga sobre su política de pactos. Hasta hoy, el alcalde ha buscado el bastón a su derecha. En el otro lado tiene al PSC, y aunque lo rechaza alegando que se trata de un partido que no ha designado aún candidato y que, por lo tanto, dice, no tiene un interlocutor válido, quizás le pesen todavía demasiado esos 32 años de gobiernos de izquierdas que a él le tuvieron ocho años en la oposición. Ayer, sin embargo, y por enésima ocasión, volvió a tender la mano«a todos los partidos»,algo que ya prometió en su investidura anunciando que su puerta«siempre estará abierta».En la práctica, el único acuerdo relevante fuera del PP fue el plan de acción municipal (PAM) pactado con el socialista Jordi Martí en septiembre del 2012. Era la hoja de navegación hasta el 2015, pero quedó en nada cuando no hubopresupuestario.

Esperando al socialismo

El PSC celebrará elecciones primarias en el segundo trimestre del 2014, muy probablemente el 7 de abril, como adelantó este diario. Jordi Martí, que es el único que ya se ha postulado, seguirá comandando la nave socialista hasta entonces como líder del grupo municipal. Con la federación de Barcelona controlando cada uno de sus movimientos -facilitar el PAM estuvo a punto de costarle el cargo-, está descartado que lance un capote a Trias. Jordi Portabella, que todavía no ha desvelado si repetirá como cartel electoral de ERC, puede echar una mano, pero dos concejales dan lo que dan. El que está descartado al 100% es Ricard Gomà (ICV-EUiA), que al alcalde solo le dará la hora. Y gracias.

Así las cosas, Barcelona inicia el curso político ajeno a los vientos soberanistas, y con proyectos en cartera que no hubieran cristalizado sin ese PP que en el Parlament es la Pimpinela de Artur Mas. Un idilio al que nadie le tose, y menos el Govern. Porquequi paga, mana.