INICIATIVA PARA FOMENTAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Del mercadillo a la facultad

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Ante todo, quieren dejar claro que ellos no son distintos. "Venimos del mercadillo, nos casamos jóvenes y, como los nuestros, vamos al culto", resumen. Con esta presentación, lejos de buscar perpetuar estereotipos, persiguen huir de la etiqueta del "gitano bueno" y reivindicar que son uno más de los suyos. Gitanos que, además de todo lo dicho, están a punto de entrar en la universidad.

Aroon Giménez Cortés es uno los 24 estudiantes que han acabado el curso de acceso de la universidad para mayores de 25 años organizado por el Pla Integral del Poble Gitano, y de los siete que han aprobado las dos fases y tras, el verano, volverá a las aulas después de muchos años alejado de ellas. Dejó el colegio tras acabar sexto de primaria. Ni siquiera empezó primero de ESO. "Y no fue por mal estudiante. Sacaba buenas notas. Fue por falta de referentes. Ningún primo mío había estudiado...", asegura el futuro estudiante de Sociología. "Mi padre insistía en que estudiara. De hecho a mí me gustaba mucho el fútbol y mi padre me amenazó en que, si no iba al instituto, me borraba de fútbol, pero fui cabezón y preferí quedarme también sin la pelota", señala Giménez Cortés, a sus 25 años, pastor evangélico, casado, padre de tres hijos y dedicado a la "venta no sedentaria".

AYUDA MUTUA

Además de la fe -lleva años formándose en la Biblia, una forma cómo otra de iniciarse en la lectura- tiene mucho que ver en su vuelta a los pupitres que se cruzara en su camino un referente, su compadre Manuel Fernández Echepares, Lolo, presidente del Campus Rom, quien en octubre empezará a estudiar Ciencias Políticas. "Mi madre es analfabeta y hizo un gran esfuerzo para inscribirme a la ESO, pero hice el primer trimestre de primero y lo dejé", cuenta. Como en el caso de Aroon, fue por falta de referentes. Ese es uno de los motivos que le llevó a ponerse al frente del Campus Rom, red de universitarios gitanos creada por los alumnos del curso de acceso a la universidad como red de ayuda mutua.   

Alfredo Reyes Amador, el coordinador del curso de acceso a la universidad, es, sobre todo, un referente. No solo es universitario, sino que trabaja en el Departament de Treball, Afers Socials i Famílies. "Empezamos en el 2012, con ocho inscritos, de los que acabó entrando en la universidad uno, y el crecimiento ha sido exponencial. El boca a oreja hace que cada vez más gitanos piensen que por qué no... Este curso empezaron 55", señala, consciente de que el hecho de casarse y tener hijos tan jóvenes es uno de los principales condicionantes para que muy pocos gitanos accedan a la universidad.

Aroa Vargas Buzón, 10 en Estadística, es futura estudiante de Educación Social. "He vivido siempre en La Mina, y ahora vivo en Sant Roc. Entrando en la universidad me quito una espinita", cuenta. Vargas Buzón era buena estudiante y acabó el bachillerato, pero en su día suspendió la selectividad y no encontró a nadie que la animará a volver a intentarlo y lo dejó. "Vuelvo ahora porque me insistieron en que viniera, que aquí me podían ayudar, y la verdad es que encontré mi sitio", explica. Es la única chica del grupo que ha pasado, aunque otras tres lo han intentado y se han quedado a las puertas. Para facilitar que cada vez sean más, el próximo curso se plantean crear un servicio de ludoteca.

El veterano del grupo de futuros universitarios es Aurelio Cortés Cerreruela, vecino de Sant Roc, nieto del fallecido tío Emilio, tiene 51 años, es padre de tres hijos y ojos nietos, un octavo en camino, y miembro del grupo The Family Hipster. "Queremos ser referentes y espejos -concluye- y nunca es tarde para ello".