"Este barrio no se vende"

Más de mil personas marcharon anoche clamando contra el negocio turístico 'low cost'

P. C.
BARCELONA

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Pasadas las once de la noche, el grito popular seguía igual de vigoroso: «Este barrio no se vende». Más de un millar de personas habían recorrido pacíficamente algunas vías principales de la Barceloneta deteniéndose simbólicamente en las agencias inmobiliarias dedicadas a la gestión de pisos de uso turístico. Las proclamas estaban claras: «No queremos pisos turísticos»«queremos nuestro barrio».

Porque la de ayer fue una terapia de grupo. Un coro de reivindicaciones comunes. Una advertencia de que ya no piensan tragar más. El verano ha sido caliente, aseguran, y ha llegado el momento de cortar por lo sano. Lo clamó Sergio Arnás, uno de los portavoces de esta movilización espontánea que lleva días cocinándose en plazas y calles. A las diez de la noche, por el boca a oreja, fueron apareciendo vecinos de aquí y de allá. Esta vez no había discusión posible. Todos estaban de acuerdo en que el conflicto de convivencia entre turistas de borrachera y vecinos de siempre había tocado techo. «Este barrio no se vende»«lo ha intentado el ayuntamiento», arrancaba por un altavoz el mismo líder. Lanzaban una advertencia a la concejala Mercè Homs -que esta tarde se reunirá con los vecinos- de que empiece a cambiar cosas o la guerra seguirá.

También pedían a gritos «que hable el alcalde». La mayoría del barrio culpa al consistorio de no haber gestionado bien el conflicto que se retroalimenta desde hace años. El plan de usos, que cerró el grifo a nuevas licencias de pisos por días, no se ha acompañado del cierre de los cientos de viviendas que se han reconvertido ilegamente en alojamientos turísticos.

Además de exigir la supresión de estos pisos y la suspensión de licencias comerciales de negocios vinculados al visitante, el colectivo reclamo en un pequeño manifiesto vigilancia policial «las 24 horas» para combatir con firmeza los desmanes en la vía pública de los que ignoran la ordenanza cívica.

Sin incidentes

Contagiados de la liberación verbal de algunos líderes vecinales, más de un millar de vecinos se sumaron a la marcha que recorrió, entre otras, las calles del Almirall Cervera y el paseo de Joan de Borbó. Pancartas de «se vende al mejor postor»«se alquila a guiris»«un apartamento turístico más, una familia del barrio menos», bajo la consigna a los cuatro vientos de «estamos en pie de guerra», sorprendieron a los turistas que se cruzaron con la movilización, seguida de un sinfín de cámaras de televisión. Muchos cenaban en terrazas de la zona y no entendían nada. Y es que esta vez no había traducción a mil idiomas, como sucede en restaurantes y agencias.

Algunos vecinos pidieron calma y no responder a las posibles confrontaciones que se generasen durante la ruta. Pero no hizo falta. El pequeño ejército convirtió el asunto en una catarsis colectiva, haciendo gala de civismo. «No estamos contra el turismo, ni pedimos que vengan solo ricos... simplemente que vengan los de siempre, no estos jóvenes incívicos que no respetan a nadie ni nada», se quejaba una señora entrada en años, tras explicar varias historias para no dormir. Cada uno tenía sus anécdotas, incluso hubo manifestantes que habían sido vecinos del barrio y lo dejaron porque no podían más. Pero ayer querían sumarse al grito solidario de «basta ya».

«Queremos ser el barrio que siempre ha sido, trabajador  y unido», se escuchó al inicio de la asamblea que precedió a la marcha. La unión se exhibió e hizo la fuerza, en una noche que para muchos supondrá el inicio de un cambio. Pese a las medidas que hoy mismo anunciará el ayuntamiento, el colectivo mantenía firme su nueva convocatoria de manifestación popular mañana a las 18.00 horas.