EL DRAMA DE VIVIR A LA INTEMPERIE

"La calle es un nido de enfermedades mentales"

Mari Carme Montserrat colabora con el Ayuntamiento de Barcelona tras conocer lo que es no tener dónde vivir

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ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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Mari Carme Montserrat es una de las personas que participan en la mesa social del Ayuntamiento de Barcelona. Desde el 2013 esta mujer de 41 años no tiene techo. Ha dormido en centros municipales, en hostales y también ha pasado largas noches en la calle, donde se esforzaba por no quedarse dormida por miedo. Durante los primeros tiempos le acompañaba siempre una bicicleta. Le hacía no parecer una sintecho, confiesa, lo que le daba seguridad, emocional y física. Porque ser mujer incrementa la vulnerabilidad de las personas que no tienen nada y se buscan la vida en la calle. Por el camino se quedaron muchas cosas. También la bici. Desde hace un tiempo duerme en el  albergue de la oenegé Sant Joan de Déu.

--¿Cómo fue el primer encuentro con los responsables municipales?

--Muy bien. Solo por el hecho de participar en estas sesiones ya se abre la puerta. Nosotros ahora tenemos que empujarla.  Los técnicos apuntaban cosas que les decíamos, lo que sorprende, porque creo que deberían saberlas, aunque seguro que hay información de primera mano que no la tienen porque todo está muy jerarquizado.

--¿Qué quiere decir?

--Que el ayuntamiento debe de tomar las riendas y asumir su responsabilidad. El núcleo de servicios sociales de la ciudad está en manos de empresas.  Los problemas no van a resolverse a menos que el ayuntamiento recupere estos servicios y cambie los guardias de seguridad de los albergues por policía local. Ese debería ser el primer paso. A partir de ahí podemos aspirar al resto, sino seguiremos en sentido opuesto.

--¿Qué se conseguiría con ello?

--Reducir considerablemente el número de agresiones y amenazas, y que los centros no pudieran escaquearse de hacer constar robos, amenazas, agresiones e incidencias médicas que ocurren. Le hablo, por ejemplo, del peor albergue que he conocido, el de la Zona Franca; lo lleva una cooperativa. Le llamamos Guantánamo. También se evitaría que estos sean lugares de reclutamiento para drogas, robos, extorsiones y prostitución.

--¿Y esto que me cuenta lo denunciarán al ayuntamiento?

--Para eso estamos. No podemos perder la oportunidad. Todo esto será una payasada a no ser que  el ayuntamiento decida hacerse mayor y asumir las responsabilidades que le son propias. Los servicios de inserción social y de urgencias sociales también son llevados por empresas.  

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"El ayuntamiento ha de\u00a0","text":"\"El ayuntamiento ha de\u00a0asumir sus responsabilidades. El n\u00facleo de servicios sociales no puede estar en manos de empresas\""}}--Deben de tener una larga cartera de peticiones.

--Todas son básicas. Necesitamos, por ejemplo, tarjetas de transporte. Creen que si no las tenemos no molestaremos en el metro, pero nos seguiremos colando, debemos ir de punta a punta de la ciudad muchas veces y necesitamos movernos. Otras cuestiones están relacionadas con la dignidad y la salud, como conseguir  medicinas, que haya una máquina lectora de glucosa en todos los centros, con agujas y tiras, optar a gafas, dentistas, más baños públicos… 

--Siga siga.

--Un servicio jurídico al que podamos ir. Si te quedas en la calle no es por cuestiones livianas, luchas hasta el final y si fueras tan malo no serías tú quien recogiera las colillas. Consultas eficientes, reales, sin paternalismos. Necesitamos abogados que crean que tenemos derechos, reales. Y mayor atención para las mujeres.  Es intolerable que en un lugar tan complejo como un albergue convivan maltratados y maltratadores, violados y violadores, acosados y acosadores. Este es otro de los motivos por los que las mujeres se esconden tanto y tan bien.

--Hay disparidad de opiniones sobre los albergues.  

--Somos muchos. Los albergues pueden seguir siendo una opción, pero contando ocho camas como mucho por habitación y organizando según horarios y ronquidos, higiene y salud mental. En el circuito el porcentaje de problemas respiratorios, digestivos, diabetes y artrosis son más elevados. No son peticiones caprichosas, el desgaste el primer mes ya es sinónimo de aumento de irascibilidad. El modelo que mejor funciona es el de albergue con habitaciones individuales, independientemente del número de personas que residan. Las habitaciones compartidas tienen la trampa en la puerta del piso. Si funciona, bien. Si no, lo más suave será que pierdas lo poco que llevas contigo. 

--En la calle hay muchos problemas de salud mental.

--En la calle se pasa mucho agotamiento… Te relajas por una parte porque sigues siendo el amo de tu vida,  pero siempre estás en la línea de intentar no perder el seny. Cuesta mucho… Constantemente te llegan mensajes contradictorios, blanco negro, blanco negro… No sabes cuál es el camino cierto, se multiplican los problemas.

--¿Usted llegó a perder la cabeza?

--Si la hubiera perdido no habría habido retorno, se dan situaciones límite.  En cuanto llegué a Sant Joan de Déu pedí un psicólogo. Deberían reforzarse estos servicios. Hay algunos que llegan a la calle por haber tenido un problema mental que no se ha llevado de la forma correcta o no se ha paliado a tiempo, pero otros no. Llega luego. La calle es un nido de enfermedades mentales. Hay muchísima gente con depresión. La ayuda que necesitamos es urgente.  

--¿Confía en que estas reuniones sirvan para algo?

--Por el momento hay buena recepción. Si hacemos una lucha frontal con los temas corremos el riesgo de no hacerlo bien. Hemos de ir poco a poco. Ha de funcionar, hemos de hacer que funcione y hemos de hacer que se lo crean para mejorar.

--¿Sueña con un piso?

--Sueño  con una vida. 

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