Núria Marín: "L'Hospitalet contribuye mucho a la promoción de la 'marca Barcelona'"

La alcaldesa de la segunda ciudad de Catalunya asegura que los primeros frutos del distrito cultural comienzan a madurar

CARLES COLS / L'HOSPITALET

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No termina de cuajar, pero hace tiempo que corre que L'Hospitalet es el Brooklyn de Barcelona. Con los proyectos que ha impulsado Núria Marín como alcaldesa, sobre todo, con el plan del distrito cultural y con la ampliación de la Gran Via hasta el Llobregat, tal vez coja más cuerpo esa definición. 

Cumple usted ahora ocho años como alcaldesa de L’Hospitalet, todos con crisis económica de por medio. No ha podido disfrutar ni uno de aquellos años de las grandes alegrías municipales.

Sí, es cierto. En septiembre del 2008, solo medio año después de ser elegida alcaldesa, ya quedó claro que estábamos inmersos en una crisis económica, pero no pensábamos entonces que iba a durar tanto.

Se dice que de esta crisis saldremos todos distintos, en nuestros hábitos cotidianos, en nuestra forma de abordar la vida. ¿También los ayuntamientos serán distintos?

Creo que sí. A veces miro hacia atrás y me sorprende cómo funcionaban los municipios. Han cambiado las prioridades, las de las familias, pero también las de los ayuntamientos. Políticas que hace ocho años no tenían sentido, probablemente hoy son los principales objetivos de los gobiernos locales. Por ejemplo, el desarrollo económico no era la línea principal de actuación de casi ningún municipio porque esa era una función por la que velaban los gobiernos central y autonómico. Ahora, sin embargo, tras años de crisis y de inacción de esos gobiernos, los ayuntamientos nos hemos dado cuenta de que tenemos que dirigir nosotros esas prioridades o los ciudadanos no tendrán oportunidades.

¿La gran suerte de L’Hospitalet fue que la crisis llegó cuando ya había encarado su gran transformación, la de la plaza Europa, con todo su potencial empresarial y con la recaudación que ello aporta a las arcas municipales?

L’Hospitalet, efectivamente, era en los años 70 una ciudad que parecía condenada a a ser un suburbio de Barcelona. En aquellos años, más que gobiernar, lo que hacíamos era actuar en función de la manifestación que aquel día estaba a las puertas del ayuntamiento, para asfaltar calles, para construir equipamientos…  Solo años después pudimos ponernos manos a la obra en un urbanismo distinto, el relacionado con La Fira y la plaza de Europa, con la instalación de nuevas empresas y la apertura de nuevos hoteles de la ciudad, que es el que ahora nos ha permitido tener más recursos para dedicar a las consecuencias sociales de la crisis. Y eso nos ha llevado a reflexionar sobre lo que tenemos que hacer cara al futuro, que es crecer más en esa línea, por ejemplo con el proyecto del clúster biomédico y el distrito cultural. La meta es clara: crear riqueza y ocupación.

¿Cuándo será visible ya ese distrito cultural?

L’Hospitalet ha hecho una apuesta por colocar la cultura en el centro de su gestión, algo que de entrada ya no es muy común. Para nosotros la cultura es una forma más de desarrollar económicamente la ciudad. Las industrias creativas tiene un amplísimo margen de crecimiento si se compara con lo que sucede en otros países. De momento, por ejemplo, ya se han instalado en la ciudad algunas galerías expulsadas por los precios de Barcelona. Ya no es como hace 40 años, que Barcelona solo expulsaba lo negativo, ahora expulsa lo positivo, como la cultura. Que se instalen en L’Hospitalet artistas que se han ido del Poblenou es para nosotros una buena noticia.Y todos eso sucede, además, en el centro de la ciudad, en una zona en plena transformación. Además, por fortuna, no partimos de cero, ya tenemos un tejido de productores culturales. Con todo, este es un proyecto más dificil de visualizar. Esto no es un polideportivo, que cuando lo inauguras culminas un proceso. Con el distrito cultural pretendemos fusionar el talento que ya tenemos dentro de la ciudad con el que nos vendrá de fuera.

En paralelo a la crisis económica ha llegado la política. En el pleno municipal de L’Hospitalet hay actualmente ocho grupos distintos. ¿Eso abre la puerta a una ingobernabilidad a medio plazo, a que los alcaldes no puedan planifcar grandes proyectos de futuro?

Aunque en parte enriquece que haya más grupos políticos, no todo es positivo. Los proyectos se tirán adelante con gobiernos fuertes. Si para aprobar cada expediente tenemos que dedicar un enorme esfuerzo, no podremos dedicar tiempo suficiente a otras cuestiones. De momento, por suerte, los ciudadanos nos han dado aún una fuerza suficiente, porque se  trata de no perder las oportunidades que aparecen. Si no las aprovechas, se van.

¿Si la hiperfragmentación municipal ha venido para quedarse, habría que revisar las atribuciones y los poderes de los alcaldes?

Los ciudadanos han decidido que los gobiernos de mayorías absolutas han pasado a la historia. No se puede ir contra los hechos. Nos obligan a pactar y a negociar. No sé que pasará dentro de 10 años. De momento lo que hay es una fragmentación que yo no considero negativa, pero que imposibilita llevar a cabo algunos proyectos.

¿La incertidumbre política española, con una repetición de las elecciones a la vista, y la catalana, con una legislatura que se ha anunciado corta, ha repercutido negativamente en los proyectos pendientes en la L’Hospitalet que dependen de otras administraciones?

Pues en realidad, en cuanto a la Generalitat, hay que reconocer que la actitud del presidente Carles Puigdemont es mucho más dialogante. Escucha, colabora y tira adelante los proyectos. Al menos hasta ahora. Eso sí, no creo personalmente que esta vaya a ser una legislatura corta.

Corre la leyenda de que L’Hospitalet se ha convertido en el refugio de las inversiones que huyen de Barcelona. Seguramemnte es más leyenda que realidad. Ya sabe, lo hoteles, las empresas. ¿Cómo llevan el cambio de rumbo político de la capital?

Cada ciudad metropolitana tiene su personalidad y sus proyectos, pero todas las ciudades formamos parte de la marca Barcelona, a todos nos hace fuertes, y a ella todos contribuimos. L’Hospitalet contribuye mucho y de forma muy activa a la marca Barcelona.